Puede que una de las preguntas más decisivas, e incluso trascendentales que puede hacerse un ser humano, sea…, ¿De dónde venimos?
Sin duda es importante, incluso en un sentido práctico, al punto que si desgastas la existencia, obviando cómo merodea aunque sea de manera inconsciente dicha cuestión cerca de ti, y no te paras un minuto a preguntarte al menos el porqué, o el para qué de la misma, puede que lo que nunca se advierta, sea el sentido de la existencia misma.
En el famoso aforismo que algunos atribuyen a Napoleón Bonaparte y que más o menos reza: aquellos que no conocen su historia, están condenadas a repetirla, se muestra a la perfección el sentido práctico al que me refería. Y subrayo de nuevo la practicidad de tal entendimiento.
No creo que todos tengamos que poseer una sabiduría extensa y concreta de la historia, pero si al menos, una leve luz de curiosidad que nos lleve a indagar en nuestra genealogía; en las historias personales de padres, abuelos, bisabuelos…, hasta donde sea posible llegar. Nos llevaremos grandes sorpresas, cuando al destapar ese arca de conocimientos oscurecidos en los rescoldos del olvido, y los comparemos con otras historias y lleguemos a corroborar que tienen mucho más que ver con lo que somos hoy en día, de lo nunca llegaríamos jamás a imaginar.
Una de las cosas que más he echado de menos en la vida, es no haber conocido a mis abuelos; pero las historias que escuchaba absorto de pequeño, cuando mis padres o algun tío contaba anécdotas al calor del fuego, encendía un ánimo para saber más y más; y aunque en el fondo las historias del ayer son siempre recreaciones de medias verdades y a veces incluso fantasías, el simple hecho de que encienda esa llama escondida de curiosidad innata y nos convierta en buscadores de lo que algún día fue, puede llegar a hacernos comprender en parte, el porqué de lo que somos, e intuir, aunque sea en un óleo abstracto, lo que el destino nos deparará.
En un mundo cada vez más convulso, donde hasta las ideologías se radicalizan hasta extremos insospechados, creo que cada vez merece más la pena investigar por uno mismo y tener muy presente una pregunta decísiva:
¿De dónde venimos?