El ejemplo más claro de la afirmación de Page se nos presenta en el viaje a caballo de Juda Ben Hur a Jerusalén. A medida que se acerca a la ciudad, vemos en un descampado a un hombre (claramente identificado como Jesús) que enseña a las muchedumbres, entre las que se encuentra la antigua novia de Judá, Esther. A pesar del ruido de los cascos de los caballos, el espectador puede oír con claridad fragmentos que están tomados del Sermón de la Montaña:
“¿Y que sin embargo los perdone? Pero ¿cuántas veces: una vez, siete veces?.- No sólo una ves, ni tampoco siete, sino hasta setenta veces siete. (Mt 18:21-22)
Oísteis que fue dicho: "ojo por ojo, diente por diente". Yo os digo, no luchéis contra aquellos que quieren haceros daño. Si alguien te golpea en tu mejilla izquierda, ofrécele también la derecha. Si te piden la túnica, dales también el manto. Y si te piden caminar una milla contigo, acompáñale dos”. (Mt 5:38-42).
También oísteis decir: "amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo". Pero yo os digo: "Amad a vuestros enemigos y bendecid a los que os maldicen". (Mt 5:43-44).
A continuación, la cámara sigue a Judá Ben Hur
Esther está queriendo decirle a Ben Hur que, si quiere ver a Jesús como Dios, debe buscar ante todo la pureza de su corazón. Sólo cuando Judá deje a un lado su irrefrenable deseo de venganza, cuando sea capaz de perdonar a Messala y reconciliarse con Esther, entonces encontrará la paz de espíritu que tanto busca.
Interesante observación, que da a la conversión fílmica de Judá Ben Hur una motivación más profunda, fundamentada en las enseñanzas de Cristo.