Las estimaciones terribles nos señalan que hoy en día hay más de 150 millones de toneladas de plásticos en el océano. Sin un drástico cambio de tendencia, en 2025 el océano contendrá 1 tonelada de plástico por cada 3 toneladas de pescado, y para 2050, los océanos pueden tener más plásticos que peces.
Siendo una de las principales causas de la contaminación marina la proliferación de residuos plásticos, la lucha contra este problema es una de las áreas prioritarias del Objetivo de Desarrollo Sostenible nº 14 denominado Vida bajo el agua.
En 2018, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente situó la cuestión de la presencia de plásticos en mares y océanos entre las 6 emergencias ambientales más graves, junto con otras como el cambio climático, la acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad.
Los plásticos representan la mayor parte de los residuos (60-95%) que se encuentran en los mares de todo el mundo y el principal tipo de residuos que se encuentra en las playas y sedimentos marinos
De éstos, el 80% procede de fuentes terrestres y el 20% de fuentes marinas, como puede ser la pesca, la acuicultura y el transporte marítimo.
Dado que la mayoría de los plásticos no son biodegradables, todos los plásticos presentes en el medio permanecerán durante cientos o miles de años.
Utilizados durante un promedio de cuatro años (y muy a menudo, solo una vez) los plásticos permanecen en el mar durante períodos que van desde 5 años para un filtro de cigarrillo, 20 años para una bolsa, 50 años para un vaso de plástico y hasta 600 años para un sedal.
Los macroplásticos, que son los artículos de desecho más grandes como bolsas, colillas de cigarrillos, globos, botellas, tapas o pajitas, son la forma más visible de contaminación plástica.
Pero son los microplásticos, fragmentos de menos de 5 mm, los que más afectan a la vida marina.
Algunos microplásticos se producen directamente en el mar, ya que los desechos plásticos más grandes se descomponen a causa del viento, las olas o la luz ultravioleta.
Otros se fabrican intencionadamente como granza (pequeños gránulos utilizados en la producción de plástico) o agentes exfoliantes y aditivos para jabones, cremas, geles y pastas dentales, o se generan accidentalmente, por ejemplo, a partir del polvo de neumáticos o del uso y lavado de fibras sintéticas de la ropa.
El impacto de los microplásticos va más allá del ambiente marino, pues contamina incluso el aire, el agua del grifo y el agua embotellada, junto a los alimentos y bebidas, como la sal, la miel y la cerveza.
El coste económico global de los 10 a 20 millones de toneladas de plástico que terminan en los océanos del mundo cada año se estima en aproximadamente 13.000 millones de dólares por año en daños ambientales a los ecosistemas marinos.
Esto incluye las pérdidas financieras sufridas por la pesca y el turismo, así como el tiempo dedicado a la limpieza de las playas.
Pero si nos fijamos en los daños a la biodiversidad, más del 90% de éstos son causados a la fauna marina por los residuos humanos debido a los plásticos.
A escala mundial, existen unas 700 especies marinas amenazadas por los plásticos, de las cuales el 17% están catalogadas por la UICN como amenazadas o en peligro crítico, incluyendo la foca monje de Hawái, la tortuga boba y la pardela común.
La ingestión, la contaminación y enredamiento, así como el transporte de especies exóticas, son las principales formas en que los plásticos ponen en peligro la vida silvestre marina.
Además de los contaminantes, los plásticos también acumulan y autoseleccionan organismos, construyendo nuevas comunidades que son diferentes de las que viven en el agua … Sin duda, ¡una auténtica plasticosfera!
Si quieres profundizar en este tema, puedes acceder al informe realizado por WWF titulado Una trampa de plástico: liberando de plástico el Mediterráneo y disponible en nuestro fondo documental ecointeligente.
El artículo La presencia de plástico en el océano es una emergencia mundial aparece primero en ecointeligencia - cambia a un estilo de vida sostenible!.