Hay muchos argentinos felices hoy, cansados de sufrir el embate del peronismo fascista y pendenciero, ruina de ese rico país americano.
Desde España, donde también luchamos contra una falsa democracia, engañosa y experta en generar desigualdad, injusticia y tristeza cívica, nos sentimos solidariamente felices con los demócratas argentinos y confiamos en que la Justicia argentina asuma su deber democrático y contribuya a limpiar el país de corrupción y abuso de poder.
Ojalá nuestros jueces y magistrados tuvieran idéntica decencia porque en España hay océanos de suciedades y delitos impunes en la cúspide del poder político.