La autora entrevistó a nuestra Primera Mandataria en la Casa Rosada, en Calafate y en la ciudad de México. Sin embargo, su trabajo excede la transcripción de esas charlas, que por supuesto resultan reveladoras en términos personales y políticos pero que no ocupan las 320 páginas del libro.
Russo también conversó con la directora y una profesora del colegio de monjas La Misericordia de La Plata, con compañeros de facultad y militancia, con colaboradores en tiempos de desempeño legislativo, con la cuñada Alicia Kichner. Por otra parte, analizó fotos familiares y repasó artículos periodísticos que le sirivieron para precisar el contexto histórico del relato biográfico.
Al margen de cuánto atrapa la trayectoria de nuestra jefa de Estado, también interesa la modalidad de trabajo de la periodista de Página/12. Además de una redacción casi irreprochable (sería impecable si no fuera por el uso errático del artículo “el” delante de los años 2000ypico y por este lapsus recurrente entre los argentinos), cabe destacar la postura asumida desde la introducción, es decir, la explicitación del lugar -de reconocimiento y porqué no de admiración- desde donde la autora mira y retrata a Cristina.
La primera parte del libro deja en claro la motivación de este proyecto editorial, las dificultades y el gran imponderable (la muerte de Néstor Kirchner) que la panelista de 678 debió enfrentar, además de la propia subjetividad ciudadana puesta inevitablemente en juego. Al principio habrá quienes teman una excesiva autorreferencia al estilo de José Pablo Feinmann; por suerte Russo sabe cuándo retirarse de la escena.
Sin dudas, La Presidenta. Historia de una vida dista de ser un libro ecuánime o imparcial. La autora no pretende mostrar “las dos caras de la verdad”, ni desentrañar ninguna historia secreta, siquiera polémica. Sí, en cambio, se permite señalar el maltrato de los medios y contrastar rumores con revelaciones (por ejemplo en cuanto al famoso diagnóstico de bipolaridad).
Por otra parte, personajes incómodos como Lilita Carrió, Luis Barrionuevo, Julio Cobos, Martín Lousteau, Alberto Fernández son mencionados pero nunca consultados. Russo se concentra en la voz de Cristina, en sus recuerdos, análisis, impresiones, en las fotos que conforman un mini-álbum intercalado en el texo, en las anécdotas de los allegados (no precisamente los más íntimos).
Sin pretensiones de objetividad pero con honestidad intelectual, Sandra Russo se y nos acerca a la mujer que hoy gobierna la Argentina, y que entre otros cambios consiguió la feminización del sustantivo “Presidente”. Los simpatizantes de CFK valorarán la experiencia, no así sus detractores ni quienes siguen creyendo en el periodismo independiente.