Maya Mikhaylovna Plisetskaya nació el 20 de noviembre de 1925 en Moscú, en el seno de una familia de origen judío. Su padre, Mikhail Plisetski, era ingeniero y director de minas. Su madre, Rachel Messerer-Plisetskaya era actriz de cine mudo. Maya sufrió en su propia familia las purgas del gobierno estalinista. Cuando era una niña de apenas trece años, vio como se llevaban a su padre detenido y poco tiempo después, su madre, junto con su hermano de meses era trasladada a un campo de trabajo conocido como Gulag en Kazajstan, donde permanecería tres años. Maya quedó entonces a cargo de una tía materna, Sulamith Messerer. Aquellos fueron años duros para una joven Maya quien, gracias a su tía, que era bailarina, encontró en la danza un refugio y un consuelo. Con la bailarina de la escuela de danza imperial Elizaveta Gerdt, Maya aprendió los entresijos de este arte.
Maya continuó bailando tras el telón de acero y deleitando al público soviético con la magia de su danza. En 1956, una de sus interpretación de El lago de los cisnes en Moscú tuvo un éxito tan arrollador, que el mismísimo Khrushchev decidió anular la prohibición de viajar con el Ballet Bolshoi. El dirigente de la Unión Soviética vio en Maya la oportunidad de demostrar al mundo, que entonces se mantenía en la cuerda floja de la Guerra Fría, que los soviéticos tenían grandes talentos y vio en la bailarina una embajadora perfecta de su país.
En 1960, Galina Ulanova se retiraba. Fue el momento de Maya. El Ballet Bolshoi la nombraba
prima ballerina assoluta. Además de bailar, Maya Plisetskaya participó en alguna película y dio clases magistrales en los Estados Unidos.En los últimos años de su vida recibió premios tan prestigiosos como el Premio Príncipe de Asturias de las artes de 2005 o el Premio Imperial del Japón en 2006.
La belleza y sutileza de Maya Plisetskaya se apagaba el pasado 2 de mayo a causa de un ataque al corazón. Tenía ochenta y nueva años.