Ayer fue un día muy importante. De nuevo, las plazas de las principales ciudades se llenaros de gente. Fue la demostración de que el movimiento 15-M tiene una gran vitalidad.
En Madrid –la Puerta del Sol se considera el epicentro de este movimiento—, Barcelona, Valencia, Sevilla, Bilbao, Zaragoza y en tantas otras ciudades ayer, los ‘perroflautas’ salieron a protestar, como siempre lo han hecho, de forma civilizada, pacíficamente.
Estaba lejos de las ciudades importantes y no pude unirme a la manifestación como hice el año pasado y en otras reuniones y manifestaciones, pero seguí con interés el desarrollo de las concentraciones por la Televisión, en concreto por los telediarios y el programa especial que le dedicó La Sexta.
Esta primavera, el 15-M ha vuelto a florecer y lo ha hecho en un momento necesario, donde la crítica a la sinrazón política dominante, es muy necesaria. Cuando muchos le daban por muerto. Cuando unos, por intereses políticos, les denuestan y otros, porque no entienden que el mundo no se puede cambiar en un día, se impacientan y quieren ver resultados rotundos.
Han regresado –nunca se han ido-- a pesar de que les han llamado de todo, para demostrar que estos políticos y medios de comunicación que les insultan, les minusvaloran y les atacan, tienen motivos para preocuparse. Porque para ellos es el enemigo y, poderosos y colocados, no quieren perder su poder y su poltrona.
Les han acusado de todo. Les han insultado hasta la saciedad. Se han querido reír de ellos, pero ahí están, mal que les pesen y a pesar de su acoso. Han dicho que son alborotadores, gamberros, perroflautas. Que practican la kale barroka, que son muy radicales, que delinquen. Todo, porque saben que hacen peligrar sus prebendas.
Ayer, era una gozada ver a miles de personas, tranquilas, pacíficas, protestando con sus carteles y sus voces. Sin estridencia, sin violencia, con pasión. Jóvenes, mayores, familias enteras.
Porque los poderosos no han entendido que hay motivos. Que no se puede consentir lo que está ocurriendo. Que ya está bien de que paguen los ciudadanos y se salven los bancos. Y, además, les recuerden que lo importante es el resultado de las elecciones (que pobre e interesado concepto tienen de la democracia) y que lo demás no importa.
Les acusan de no haber dado alternativas, y llevan elaboradas 14.679 propuestas (pinchando en este enlace, se pueden ver). Lo que ocurren es que los menosprecian, ni las leen y les critican mintiendo.
Hoy, y se lo debemos a este movimiento, se habla mucho más de política, los desahucios están mejor defendidos, se critica más abiertamente a las instituciones, se critica mucho más la corrupción. Hoy esa lejanía entre los gobernantes y la ciudadanía se ha hecho más patente, gracias al 15-M.
Pero ellos van a lo suyo. Dirán –ayer ya lo decía el director de La Razón, en el especial que hizo la Sexta— que eran pocos, que eran muchos más los que votaron al Partido Popular. No entienden nada, y siguen comparando peras con manzanas.
Las manifestaciones no son elecciones y no pretenden serlo. No es homogéneo comparar la cantidad de gente que acude a los dos eventos. En primer lugar, habría que decirle a los que piensan así, que al PP sólo le han votado el 30% del cuerpo electoral, aunque haya ganado con el 44% de los que han votado y una injusta ley electoral, les haga sacar el 54% de los diputados, concediéndoles una mayoría absoluta que no coincide con la mayoría social que les apoya.
Además, habría que decir a quien así piensa, que la comparación en todo caso se debe hacer con las encuestas, y todas las que han salido dicen que más del 50% de los españoles apoyan al movimiento 15-M. Normalmente no pasa del 30% los que dicen que apoyan directamente al PP. Así es que, cuidado con las cifras.
Porque si hubiera que medir de forma negativa las manifestaciones, estos manipuladores de la información –me refiero, entre otros, a Francisco Marhuenda, director de La Razón (conocida como La Sin-razón)— tendrían que decir, no sólo que de un millón de estudiantes que hay en Madrid, había unos 60.000 manifestándose y por lo tanto eran minoría, sino que, por ejemplo, en la manifestación contra el atentado del 11-M que hubo 800.000 personas en Madrid, el resto de los madrileños, más de cinco millones no estaban en contra de esa masacre. Una barbaridad.
En fin, independientemente de manipulaciones, de intentos de criminalizar, insultos directos y más ofensas, el 15-M, les guste o no, ayer demostró que está presente. Con placer y emoción hubo una clara constatación. Quién no lo quiera ver, está, además de ciego, atentando contra la realidad y viviendo en una burbuja. Y lo que es más grave, pagará su miopía.
Salud y República