Como una cascada sobre las sienes
se nos sobreviene esta primavera fría.
Como una cascada de miedo y de esperanza,
de certidumbre estrangulada y ciertas mentiras. Como el caudal del mundo sobre mi mundo, y como sobre la araña se sobreviene la seda de cualquier mañana limpia.Pero la primavera es primavera,
y el sol dibuja el cielo de cálido aliento y fuego, que sin querer y queriendo, se prende en las paredes grises de esta cárcel vacía. Y ya mi alma se fue de paseo, allá sobre las olas del monte y sobre tu frente, prenda mía.Y te quiero, vida, porque tu memoria mis pecados no retiene y porque viertes sobre mi sombra tu alforja colmada de ambrosía. Y si cauce no hubiera, el descuido tu encontrarías, por hallar mi persona errada, y por rescatar esta alma que es tuya y mía.Promesa eterna y cierta, albor del niño día, toma mi mano, besa mis dedos, que por tanto se hallaron huecos por miedo a perder tu fragancia, y de mi amor, la caricia.Muertos mueren, y el sufrimiento se abre las puertas de las casas y sus familias. La tierra traga su alimento y todo el llanto de todos los ojos, capaces ya no son de empapar sus cauces ni las manos todas son capaces de detener tanta hambre de miedo y mentiras. Mas como una cascada sobre las sienes se nos sobreviene esta primavera fría,y como sobre la araña se sobreviene la seda de esta mañana limpia.