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Publicado el 18 diciembre 2014 por 21alexsanchez


A la derecha Gino Vannelli. A la izquierda su hermano Joe, corresponsable
junto a Gino de la primera parte de la discografía del vocalista.

Gino Vannelli es un músico absolutamente inclasificable. Cuando era niño aprendió a tocar la bateria mientras escuchaba todo tipo de música, desde jazz hasta clásica, a través de los conciertos que se hacían de forma periódica en los alrededores de su ciudad natal, Montreal. A principios de los 70s consiguió convencer al productor Herp Albert, guitarra en mano, ofreciéndole un improvisado concierto en el aparcamiento de la discográfica que este dirigía, A&M, y apareció en el mercado Crazy Life (1973), una grabación con marcado acento brasileño.
Crazy Life en directo. Montreal, año 1991. No es la primera vez que ponemos este corte y no vamos a prometer que sea la última. Deliciosa.

Poco después llegaría su segundo disco, Powerful People (1974) que combinaba jazz con soul , funk e incluso algo de la mejor música disco. Storm at Sunp (1975), su tercer larga duración era, según el mismo manifiestó, jazz puro, aunque para su elaboración no fuera necesaria la intervención de bajista alguno. Más tarde recordaría su afición por la música clásica y con ella llegarían The Gist of the Gemini (1976) y A P
auper in Paradise (1978), dos auténticas obras maestras que nunca obtuvieron la bendición de la crítica. Entonces Vannelli se orientó hacía la música algo más popular aunque sin olvidar sus raices consiguiendo dos nuevos trabajos de gran calado, Brother to Brother (1978), probablemente su disco más exitoso hasta la fecha, que le llevó a realizar interminables giras y Nightwalker (1981). En ese momento la popularidad de Vannelli estaba en su punto más álgido pero justo entonces decidió desaparecer.

Al cabo de 4 años Vannelli volvió a los estudios de grabación. Pero era otro Vannelli y su música no tenía nada que ver con la aparecida en sus trabajos precedentes. Armado con impecable traje y un curioso tupé nos ofreció una mezcla de pop y rock de dudoso gusto y volvió a adquirir fama. En ese periodo salieron a la venta sus peores discos y, como casi siempre, los más comerciales. Un conjunto de obras menores compuesto por Black Cars (1985), Big Dreamers Never Sleep (1987) y Inconsolable Man (1990). Parecían grabaciones de un anciano Elvis Presley pero una de ellas, concretamente Black Cars, se convirtió en su mayor éxito. Años después Vannelli ofrecería a sus auditorios versiones de Black Cars hechas con un gran sentido del humor, reconociendo de forma explícita que la original era un auténtico chiste comparada con cualquiera de los temas de sus primeros seis vinilos. Vannelli volvía de nuevo a estar en la cima y probablemente no le gusto nada lo que desde allí se divisaba ya que volvió a desaparecer.
Versión que Vannelli hiciera junto a la Metropole Orchestra de uno de sus peores y más exitosos temas, Black Cars. Cualquier parecido con la original es pura coincidencia. Vannelli parecía así reconocer que esa etapa no fue la mejor de su carrera.


Pasaron otros cinco años. Sus seguidores primitivos pensaban que la causa estaba perdida y los que adquirió en su etapa más pop ni siquiera se acordaban de él. Pero Vannelli decidió volver y lo haría a lo grande. De nuevo dos excelentes grabaciones, Yonder Tree (1995) y Slow Love (1997), especialmente la primera. El gran Gino Vannelli había regresado pero como casi siempre no podíamos cantar victoria. 6 años más de silencio y, de repente, otro nuevo disco llamado Canto. Esta vez el giro fue hacia su interior y eso le llevó a la necesidad de hablar sobre sus orígenes italianos. La propuesta era ahora decididamente clásica y el desconcierto nos alcanzó de nuevo pero teníamos que ser comprensivos puesto que así es el gran Gino Vannelli, inclasificable y desconcertante.

Pero era este el último Gino Vannelli posible? Y la respuesta volvía a ser que no ya que para colmo de colmos en el año 2006 publicaba These Are The Days, un extraño trabajo que incluía 7 temas de sus Lp's precedentes y siete nuevos aunque algo cercanos a su etapa más comercial. Su último larga duración hasta la fecha es A Good Thing (2009), una poderosa mezcla de jazz, funk y soul aunque en esta ocasión ya no nos pillóían un seguro, 9 de cada 10 clientes de AXA recomendarían el seguro de Salud y tienen intención de continuar en la compañía.