La primera Doctora universitaria; la primera Académica de la Lengua: María de Guzmán

Publicado el 03 febrero 2015 por Desequilibros
Si Luisa (o Lucía) de Medrano fue la primera mujer en el mundo de la que se tiene constancia que impartió clases en una universidad, María Isidra de Guzmán y de la Cerda fue la primera mujer en España que obtuvo el título de Doctor y el ingreso en la Real Academia de la Lengua.
Su figura, debidamente situada en su contexto cultural y social, es fundamental para comprender la progresiva incorporación de la mujer a la sociedad española que surgía de los cimientos de la Ilustración.
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María Isidra de Guzmán y de la Cerda nació en Madrid en 1768. Y recibió el grado de doctora y maestra en la Facultad de Artes y Letras humanas de la Universidad de Alcalá en 1785, con escasos 17 años.
Y, a menos que vivas en la calle que Madrid le dedicó, o hayas estudiado en el instituto de Alcalá que lleva su nombre, es muy problable que no hayas oido hablar de ella.
Sin embargo supone un hito en la intelectualidad española.
Fue admitida como Académica de la Lengua en 1784, antes incluso de haber pasado por la universidad:
…la Academia, informada de los extraordinarios adelantamientos de esta Señora en la eloquencia y en las lenguas y particularmente en la Castellana… en atención a las expresadas circunstancias y al mérito personal que de ellas resulta…
Pero fue nombrada miembro honorario, no de número, como era la aspiración de la propia María de Guzmán. A pesar de todo resultó un nombramiento absolutamente inusual para los usos y costumbres misóginos de la institución, habituales hasta entonces y vigentes en lo sucesivo.
Y, de paso, se dejó constancia expresa del caracter excepcional de tal nombramiento.
Pronunció su discurso de agradecimiento por su ingreso pero no volvió a comparecer más. Es por ello que su nombre no suele aparecer en los anales de la RAE.
María de Guzmán quería ir a la Universidad aun sabiendo que como mujer le estaba prohibido asistir a sus clases. Así que le pidió ayuda a su padre, Diego Ventura de Guzmán y Fernández de Córdoba, conspicuo representante de la nobleza de la época. Este consiguió el permiso de Rey Carlos III para que su hija pudiera examinarse oral y públicamente del doctorado en Filosofía y Letra Humanas en la Universidad Complutense de Alcalá.
Conseguido el permiso, el examen se celebró los días 4 y 5 de junio de 1785,
¿Quieren saber en qué consistió el examen? Vean:
griego, latín, francés, italiano y castellano; de Retórica, Mitología, Geometría, Geografía, Filosofía General, Lógica, Ontosofía, Psicología, Física General, Física Particular, Tratado sobre los Animales y los Vegetales, Sistemas del Orbe, la Esfera Armilar y Ética.
El relato de los acontecimientos que realizó el Rector de la Universidad para que fuera remitido al Rey incluia párrafos tan elocuentes como:
…innumerable multitud de literatos que concurrieron…de todos los doctores… y de un concurso el más lucido y numeroso de sabios de casi toda España…”
“…perspicacia de ingenio, memoria incomparable, perfección en los idiomas, diestro manejo de Virgilio, asombrosa erudición…”
“…es digno de inmortalizarse en las historias para gloria de la Nación… ”
…su exposición se realizó “en latín digno e Horacio” .
El día 6 de junio obtuvo "cum laude" el título de Doctora y Catedrática Honoraria de Filosofía Moderna.
Eran aquéllos años en los que las mujeres solo tenían dos opciones: el convento o el matrimonio. Pero María de Guzmán fue la pionera que abrió las puertas a las mujeres para su acceso a las Sociedades de Amigos del País, tan emergentes entonces, con la inestimable ayuda del ilustrado Jovellanos.
Murió a los 35 años sin dejar una obra digna de reseñar pues claramente no profundizó en sus habilidades intelectuales sino que se dedicó a las actividades que le eran propias a toda mujer: atender la casa, la familia y pelear con su mala salud, que siempre fue frágil. Y tras su matrimonio desaparecieron por completo sus actividades culturales.
Pero tampoco podemos pasar por alto las críticas que su perfil suscita y que se basan en considerar que en modo alguno reunía los méritos que se le atribuyen y cuya aureola de erudita se considera un "capricho" de Carlos III, amigo de la familia, y que quiso convertirla en prototipo y modelo de imitación para las demás mujeres:
"Carlos III, influído sin duda por la política ilustrada del país vecino y movido por su deseo de sumar el mayor número posible de personas influyentes al renacimiento cultural y político que representaba la puesta en marcha de nuestra propia Ilustración, decide incorporar a la mujer española a dicho movimiento. Y, de una manera más concreta, a la mujer de nuestra aristocracia".
"Pero el hecho es que Carlos III invitó formalmente a la mujer a sumarse al movimiento ilustrado."
"Es necesaria una lectura detallada de lodos los pormenores del acto (de celebración del dcotorado) para comprender hasta qué punto todo ello fue un «montaje», urdido entre el Rey, la Universidad y la familia. No es que la joven no tuviera conocimientos -hecho que hoy es imposible de comprobar-, sino que todo suena a excesivamente preparado". *

De todas formas, es justo considerar a María Isidra de Guzmán y de la Cerda como un mujer adelantada a su época, pero no como un fenómeno aislado pues ya entonces el propio Rey era consciente de la pujanza que cobraban las mujeres de sólida cultura, sobre todo provenientes de la nobleza, y del influjo ilustrado que hacía su participación en todos los ordenes sociales cada vez más inevitable. Y en ese contexto debe enmarcarse la actividad de María de Guzmán en la creada ad hoc Junta de Damas de la Sociedad Económica de Amigos del País matritense.
En las décadas posteriores fueron muchas las mujeres que se hicieron merecedoras de la más alta consideración intelectual pero solo la actitud cerril de los poderes fácticos masculinos impidió este justo reconocimiento institucional: Josefa Amar y BorbónFernán Caballero, Gertrudis Gómez de Avellaneda, Emilia Pardo Bazán, María Moliner, Rosalía de Castro, Concepción Arenal, nunca fueron aceptadas en los sillones de la RAE ni obtuvieron doctorado alguno a pesar sus más que considerables méritos.
La primera mujer en ingresar en la RAE fue Carmen Conde… en 1978.
Y hay que esperar a 1882 para encontrarnos a la segunda mujer en obtener un doctorado en España: fue Martina Castells Ballespí, que lo obtuvo en Medicina. También ella murió muy joven, con 31 años, sin ahber podido desarrollar toda su actividad profesional en el campo en el que se especializó: la pediatría.
María Isidra de Guzmán y de la Cerda falleció un 3 de febrero, de 1803.
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Bibliografía:
Doctora de Alcalá.
Biografías de mujeres andaluzas. Guzmán y la Cerda.
* Paloma Fernández-Quintanilla: Una española ilustrada: María Isidra de Guzmán y de la Cerda. 1979.