La primera ecografía se suele realizar entre la sexta y la novela semana del embarazo, cuando los embriones permiten ver ciertas cuestiones como si están vivos, su tamaño, el número de embriones, si el embarazo está bien localizado o si realmente existe este embarazo. Se realiza cuando se puede ver el saco vitelino.
Si se realiza en la sexta semana se puede ver la actividad cardíaca y un abultamiento de los extremos que será la cabeza, medirá 4,5 milímetros. En la semana 7 su tamaño sería de 9,2 milímetros, se ve un corazón más grande y puntitos que serían piernas y brazos, además del cordón y la vesícula vitelina. En la semana 8 se puede ver movimiento, medirá 15 milímetros y el corazón está más grande. En la semana 9 el embrión ya mide 22 milímetros y hay muchos movimientos. Aún no se ven los dedos pero los miembros se han alargado.
La segunda ecografía se puede hacer entre las semanas 11 y 14 de embarazo, cuando el feto mide al menos 6 centímetros y se puede hacer una valoración más general del estado de corazón, abdomen, miembros y extremidades.
En la tercera ecografía, generalmente a mitad de embarazo entre las semanas 20 y 22, el feto está más formado y se puede ver la longitud cefálica, la del cráneo, del fémur y el diámetro biparietal o de la cabeza.
La cuarta ecografía se realiza entre las semanas 33 y 35 del embarazo, midiendo el feto en partes comprobando la morfología del feto, cantidad del líquido y crecimiento del feto. Se pueden descubrir malformaciones del feto que se pueden ver por medio de ecografía, que no otras como el retraso mental.
Las ecografías también son un momento especial para los padres, desde la primera que resulta emocionante hasta las demás, por eso hay que disfrutarlas en pareja y descubrir lo que espera en cada una de ellas, esperando que no haya nada mal.