"Soy Enheduanna, la sacerdotisa de Nana". Este breve texto descubierto en los trozos de un disco de alabastro a principios del siglo XX demuestra que la primera persona en firmar un texto en la historia fue una mujer.
Enheduanna vivió en el tercer mileno antes de nuestra era. Era hija del rey acadio Sargón I de Acad quien nombró a su hija sacerdotisa en el templo de Ur. Además del disco de alabastro, muchas tablillas de barro fueron el soporte para la poesía de Enheduanna, que engloba más de cuarenta himnos.
Parece ser que Enheduanna, además de sacerdotisa y poetisa, habría sido una gran erudita de su tiempo que conocía rudimentos de astronomía y de leyes y participó en la creación de los primeros calendarios religiosos.
En uno de sus textos, Ehneduanna describió de manera dramáticamente premonitoria cuál iba a ser el papel de las mujeres en la historia: Comenzará un período oscuro en el que las sacerdotisas serán expulsadas de los templos y las diosas de los altares. Las mujeres no podrán formar parte del Consejo y se convertirán en una propiedad más de los hombres.