Después de lo bien que lo pasé leyendo la primera entrega de esta serie (ver enlace), no quería demorar en exceso su continuación, para lo cual sólo tuve que leer las primeras lineas de este segundo volumen para verme imbuido de lleno en la acción que quedó en el alero de la Voz de las Espadas. Con los personajes que ya conocemos listos para enfrentarse a las situaciones que se atisbaban en el primer libro y que tendrán pleno desarrollo en este volumen: viajes, batallas, guerras traiciones, desapariciones, intrigas, toma de nuevos roles...De nuevo me quito el sombrero frente a Abercrombie, pues nos sorprende continuamente con giros brutales, capaces de hacernos pasar de un tranquilo y placentero paseo en caballo a una lucha a muerte sin innecesarios intermedios. El personaje del inquisidor Glokta sigue cautivándome gracias a la posibilidad que el autor nos otorga de conocer sus pensamientos; sus personales análisis psicológicos son a la par divertidos y crueles, mezcla de humor negro y quién sabe si un atisbo de humildad en lo más profundo de su cuerpo deforme. Aparte del hecho, un tanto vergonzoso, de reconocer que sus sesiones de tortura son de lo más entretenido, siempre se puede sacar algún tipo de moraleja de sus experiencias vitales, como cuando afirma que “un amigo es un conocido que todavía no te ha traicionado”.Como dicen en el Norte, muchos irán “de vuelta al barro” en el transcurso de estas páginas entrando en la espiral de la muerte, con el aliciente de las inesperadas y espectaculares apariciones del Sanguinario camino de un final acojonante que nos deja de nuevo en el aire con todo el pescado por vender y sin otra opción que pasar al siguiente libro inmediatamente.