La primera lluvia de otoño me hace recordar estos versos que escribí el siglo pasado y que siempre retornan puntuales, consignando el ritual de las estaciones, sagrado presagio:
Otoño
Se deshila del cielo una lluvia blanda y humilde llena de mansedumbre, tenue rumor de alfileres cuidando temeroso de no despertar el sueño de los hombres. Llueve,
Llueve sobre el gran silencio del mundo.