La novela, además de contarnos esta romántica historia, nos describe el apasionante ambiente político de la Europa del siglo XVI. El ambiente de la corte, reyes/reinas, duques, condestables, gentilehombres, marqueses, amantes varios/as...y un largo etcétera completan la obra. Al principio de la novela nos pone en el contexto de la época, citando a unos y otros personajes , lo que puede llevar a perderse al lector. Para hacernos una idea de cómo era la vida en la corte:
"el amor siempre se hallaba mezclado con el interés y el interés con el amor. Nadie había tranquilo o indiferente; todos pretendían medrar, gustar a alguien o perjudicarle. No se conocía ni el aburrimiento ni la inactividad, y el tiempo transcurría en regocijos e intrigas."
En siglos pasados era costumbre habitual entre los pudientes abrir sus posesiones a la intelectualidad de la época. Es lo que se conocía como salones literarios. Un aristócrata convocaba en su palacio a otros personajes de su clase y a aquéllos que brillaban en el mundo de las letras. Allí se recitaba poesía, se representaban obras teatrales y se realizaban lecturas dramatizadas, además de hablar de literatura. Generalmente, esta actividad se reservaba a las mujeres. Los maridos estaban muy atareados con sus conquistas extramatrimoniales y quiénes organizaban los salones eran sus esposas. Algunas de ellas adquirían así una importante cultura literaria y se atrevían a escribir sus propias obras que, en general, no desmerecían de las de sus colegas masculinos. El caso de Madame de Stäel a principios del siglo XIX es un excelente ejemplo. Pero antes de ella, ya había otras mujeres que desplegaron su creatividad literaria, como Madame de La Fayette.
“Las palabras más herméticas de un hombre que nos gusta nos producen mayores inquietudes que las abiertas declaraciones de un hombre que nos desagrada.”
“Todas mis resoluciones son inútiles; ayer pensaba lo mismo que hoy pienso, y hoy hago todo lo contrario de lo que decidí ayer.” ("La princesa de Cléves")
“Felizmente no me siento agitado por pasión alguna”
(“Meditaciones metafísicas”, Descartes)