La Princesa de Cléves fue todo un acontecimiento en el momento de su publicación al enfrentar al lector por primera vez a situaciones realistas, alejadas de las historias increíbles que estaban acostumbrados a leer hasta entonces, en un formato mucho más breve de lo acostumbrado y con personajes cercanos, de carne y hueso, no meras comparsas arrastradas por los numerosos avatares a los que se veían enfrentados. Y sigue sorprendiendo al lector, y muy gratamente, la lectura de una novela de estas características, escrita por una mujer y allá por el siglo XVII.
La presentación en sociedad de nuestra heroína, Mademoiselle de Chartres , en la corte de Enrique II supone todo un acontecimientos. La joven, de apenas dieciséis años, deslumbra por su belleza, su recato y virtud y sus modales refinados y elegantes. Pero la Corte está llena de intrigas y enemistades y, por culpa de estas, la protagonista verá impedida su posibilidad de hacer un enlace a la altura. Animada por su madre consentirá en el matrimonio con el Príncipe de Cléves, un partido a todas luces por debajo de las expectativas iniciales.
Este matrimonio se manifiesta claramente desigual en los afectos: el esposo muestra una pasión que la esposa no puede corresponder. Y todo se complica con la aparición del duque de Nemours. Ambos se enamoran rendidamente. Y es a partir de este momento cuando nuestra heroína ha de medir sus afectos y sus lealtades. Su reconocimiento ente su esposo de esta inclinación suya hacia el duque acabará por desencadenar una serie de acontecimientos. Las dudas de Madame de Clèves, sus miedos a no ser finalmente correspondida o a la traición, sus temores a dejarse llevar por su pasión desoyendo así sus deberes morales, todo ello librará una lucha frenética y agotadora contra su incontenible e irrefrenable amor. La historia se desarrolla entre octubre 1558 y noviembre 1559 y la mayoría de los personajes que pululan por sus páginas son personajes históricos, a excepción de la heroína protagonista, lo que contribuyó, junto con el magnífico estudio y tratamiento psicológico de los personajes, a ese realismo y verosimilitud que mencionábamos. La Princesa de Cléves es todo un clásico que supuso un punto de inflexión en el desarrollo de la novela y que merece la pena ser leído. P. D. Si queréis ver la película, os dejo AQUÍ el enlace a una versión muy fiel al libro de 1961; eso sí, está en francés.