La princesa de Darío, Francisca Sánchez (1879-1963)

Por Sandra @sandraferrerv
Francisca era una joven humilde, hija natural de uno de los jardineros del rey Alfonso XIII. Era analfabeta, sencilla, con un futuro no demasiado halagüeño para una mujer de su posición en un mundo reservado a los hombres y pocas mujeres elegidas. Pero Francisca terminó convirtiéndose en princesa gracias a su amor incondicional por uno de los escritores más grandes de las letras hispanas de finales del siglo XIX y principios del XX, Rubén Darío. Francisco se convirtió en la Princesa Paca, en el último y gran amor del poeta viviendo una vida de novela y desafiando a los convencionalismos de la época.

Francisca Sánchez del Pozo nació en 1879 en la pequeña localidad avilesa de Navalsaúz. Hija natural de Celestino Sánchez y Juana del Pozo, Francisca tuvo una infancia dura, en la que tuvo que ayudar a sus padres y su amplia lista de hermanos para salir adelante. Ni que decir tiene que no tuvo acceso a una mínima educación por lo que llegó a la juventud siendo analfabeta. Cuando su padre Celestino recibió una oferta de trabajo de la capital, no se lo pensó dos veces y marchó a Madrid junto a su familia para aceptar el cargo de guardia en los jardines reales de la Casa de Campo. En aquellos parajes pasaba las jornadas la entonces una joven Francisca cuando se topó con el que se convertiría en el gran amor de su vida. 


Una mañana de 1899, el escritor Ramón del Valle-Inclán, paseaba por los jardines reales acompañado de Rubén Darío, poeta nicaragüense que por aquel entonces estaba en España como enviado especial del diario argentino La Nación. El flechazo fue inmediato y desde aquel instante, la pareja selló un amor que solamente la muerte rompería.

Pero la pareja de enamorados no lo tendría nada fácil. Rubén, viudo de su primera esposa, aún estaba casado con Rosario Murillo, una mujer con la que había contraído matrimonio tras la amenaza del que se convertiría en su cuñado. Debido al estado civil de Darío, aspirar a casarse con Francisca pasaba por conseguir la nulidad papal, cosa que intentó sin éxito, o pedir un divorcio que tampoco nunca llegó. A pesar de las trabas legales y las más que seguras críticas sociales, decidieron vivir juntos.

Francisca y Rubén llegaron a tener cuatro hijos, de los cuales solamente sobreviviría uno, y mantuvieron una sólida relación a pesar de las largas ausencias del poeta debido a sus cargos diplomáticos. Pero en el tiempo que estuvieron juntos, Francisca se convirtió en la musa de Rubén, quien enseñó a su esposa a leer y escribir. Fue en uno de esos viajes, cuando él trabajaba en París, cuando el poeta Amado Nervo bautizaría a Francisca como "La princesa Paca".


La felicidad de la pareja se vería definitivamente interrumpida al estallar la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando Rubén Darío marchó de nuevo a América para dar conferencias de paz. Atrás dejaba a su esposa y dos hijos a los que no volvería a ver nunca más. El 6 de febrero de 1916 fallecía en su ciudad natal a causa de una cirrosis provocada por los largos años de excesos con el alcohol. Cuando la triste noticia cruzó el Atlántico, Francisca se refugió en Navalsaúz hasta que volvió a casarse con José Villacastín.

Francisca Sánchez llevó durante años un baúl azul en el que conservaría buena parte de la obra literaria de Rubén Darío que terminó donando al Estado Español.

Francisca tuvo una larga vida al lado de José Villacastín con el que tuvo dos hijos, de los cuales sólo sobreviviría Carmen. Fallecía en agosto de 1963.

 Si quieres leer sobre ella 



La princesa Paca, Rosa Villacastín y Manuel Francisco Reina