La princesa prometida

Últimamente he entrado en una espiral lectora. Desde octubre para acá, me he leído: Muerte en Venecia y Mario el Mago de Thomas Mann, Jane Eyre de Charlotte Bronte, Viaje al centro de la tierra de Julio Verne y ahora estoy con La princesa prometida de William Goldman.
Hice el intento de comenzar Cumbres borrascosas de la hermana de Charlotte, Emily Bronte, pero la edición que tengo de esa novela me parece más bien de "guachifú", así que esperaré a tenerla en otra edición que no ponga comas en lugar de puntos y escriba septiembre con "p".
Me he animado a escribir este post después de empezar la lectura de La princesa prometida. No soy amiga de leerme los libros en los cuales se han inspirado mis películas preferidas, pero no hacía más que escuchar alabanzas respecto a la obra de Goldman y no he podido resistir la tentación.
Es una obra muy recomendable, sobretodo si estás falto de risas últimamente; y es que este escritor llena de chascarrillos toda su prosa. (Aún me pregunto si durante mis permanentes viajes en el Metro alguien me habrá advertido ya como la "loca de los libros que sonríe sola").
Lo que no sabía es que Buttercup era una "guarrindonga" de cuidado antes de quedar prendada del estupendo, maravilloso, fornido, interesante, profundo, emprendedor y responsable Westley: ¡No se lavaba nada!

Ahora, y tras la presunta muerte de Westley a manos del cruel Pirata Roberts, Buttercup ha sido obligada, so pena de muerte, a contraer matrimonio con el horrendo príncipe Humperdinck y ya ha sido presentada en sociedad como tal; sin embargo, durante un paseo a caballo la ha raptado un grupo de tres bandoleros de cuidado que planean matarla, pero alguien les persigue en la lejanía a través de los Acantilados de la Locura: un hombre enmascarado, un hombre de negro... ¿quién será, será?

Esperemos que la lectura del libro, hasta ahora del todo satisfactoria, no enturbie la idea que tengo de la película... veremos, veremos.