La princesa prometida, de William Goldman.

Publicado el 05 mayo 2014 por Meg @CazaEstrellas
Tras leer y comentar hace unos meses en Twitter "El cuaderno de Noah" (de este preferí no hablar en el blog, vamos a dejarlo ahí), Teresa (Leyendo en el bus) y yo acordamos que repetiríamos experiencia con "La princesa prometida". Se lo comentamos a Isi, "ultrafan", que publicitó el acontecimiento (con bastante gracia, por cierto) y nos pusimos a ello con el resto de participantes.Nunca había leído el libro, ni había visto la película. Siendo tan apasionada de los años 80 es difícil de creer, pero lo cierto es que el color rosa y las princesitas siempre me dieron alergia, y cuando supe de la existencia de una película con ese título ni me molesté en verla. Tampoco había leído el libro, por mucho que lo hubiera escrito William Goldman ("Marathon Man", "Todos los hombres del presidente", entre otros). El caso es que ante tanto entusiasmo ajeno permanente en el tiempo, decidí darle una oportunidad; más vale tarde que nunca ¿no? Ha sido un acierto, he disfrutado mucho de este libro y reconozco que no tenía nada que ver con lo que esperaba.Lo cierto, es que, tras pensar cómo enfocar este post, he decidido contar lo imprescindible. Ya he comentado mis impresiones de la lectura con los demás en Twitter, y a los que no lo han leído, les aconsejo afrontar la lectura como yo: con mente receptiva y sin saber casi nada.Solo diré que es un libro de aventuras muy ameno y entretenido, una historia muy divertida cargada de humor e ingenio, con unos diálogos y personajes inolvidables (mis favoritos: Íñigo, Fezzik y la entrañable amistad entre ambos). Es una sátira de los cuentos e histórias clásicas de amor, princesas perfectas y aventuras; hasta el mundo editorial es objeto de parodia en algún momento por el autor. Sin llegar al entusiasmo de Isi, debo decir que me he alegrado mucho de leerlo. Eso sí, si alguien se anima, que prescinda del último capítulo añadido, no solo no aporta nada, sino que merma considerablemente la buena sensación que deja la historia principal. Me queda comprobar cómo ha envejecido la película. Lo haré.