La democracia ha demostrado una vez más, ahora en Perú, que es el único freno eficaz contra la tiranía de los ambiciosos sin escrúpulos. Frente a un golpista obsesionado con el poder, el Congreso peruano reacciona, en nombre del pueblo, destituyendo y encarcelando al poderoso golpista, a pesar de que era el Jefe del Estado.
Perú ha demostrado disponer de una democracia sólida y eficaz. En otros países, entre ellos España, esos mecanismos de defensa nunca habrían funcionado. Frente a un tirano camuflado que quiera cambiar las leyes y forzar el orden constitucional para mantenerse en el poder, en España, en lugar de una vigorosa y saludable reacción democrática, ocurriría una sumisión bochornosa al tirano de las grandes instituciones, incluyendo al Congreso, sometido a los partidos y sin capacidad de tomar decisiones autónomas, a la Fuerzas Armadas, domesticadas por los políticos y la Monarquía silenciosa y doblegada de Felipe VI.
Tan sólo la Justicia permitiría cierta garantía de reacción en España frente a un tirano desbocado, pero la independencia del poder judicial resiste a duras penas los actuales asaltos de los políticos españoles, tan miserables ellos que quieren dominarla y someterla al capricho de los partidos.
Lo ocurrido en Perú es motivo de alegría en todo el mundo, sobre todo en los pueblos que resisten los embates de los poderes en las sombras, empeñados en crear un Nuevo Orden Mundial, y de los políticos cipayos que obedecen y sirven más a esos poderes oscuros que a sus propios pueblos.
Disfrutemos mientras podamos y pensemos en lo que la Historia siempre ha demostrado: que los tiranos terminan siempre derrotados, aunque veces tarden demasiado en caer.
Francisco Rubiales