Me llamo Manolín y tengo 3 años. Mis papas dicen que ya soy mayor y por eso hoy fui por primera vez al cole.Había muchos niños como yo que estaban en una fila. Algunos lloraban porque no querían separarse de su mama. Yo, no lloré: ¡ya soy mayor!Mi maestra se llama Rosabel y es muy guapa. Tiene el pelo muy largo. Cuando entramos en la clase, la señorita nos dijo que dejáramos la mochila en un armario y nos sentáramos en la alfombra. Yo no quería porque era nueva y tenía dentro mi merienda. Mamá me había preparado un sándwich de nocilla para el recreo aunque no sabía que era eso de recreo). Lola con una gran sonrisa me dijo que para sentarme cómodamente en la alfombra tenía que dejar la mochila y que después la cogíamos. Pero yo me crucé de brazos y me puse a llorar. Algunos niños ya estaban sentados, otros no sabían quitarse la mochila. Mi amiga Carla tampoco quería quitarse la mochila pero la seño se la quitó y le dijo que se sentara. Yo me negué.Yo lloré y lloré porque quería sentarme con los niños con mi mochila, pero no me dejaba. Sabía que si seguía llorando me dejaría sentarme con los niños. Siempre era igual. Cuando la seño comenzó a contar un cuento, me acerqué entre lágrimas para sentarme pero mientras ella me limpiaba las lágrimas y los mocos me dijo que no podía hasta que no dejará la mochila como los demás niños. No lo entendía. Con mis papas y abuelos sólo tenía que ponerme a llorar para conseguir lo que quiero. !La profe es mala, pensé, muy mala! Me dio un beso y me susurró al oído para que dejara la mochila y me sentara a su lado para escuchar el cuento de los tres cerditos.Entonces me di cuenta que el NO de la profe era distinto al de casa. Era un no firme, sereno y con esa pizca de cariño que sólo las maestras de Infantil saben decir. Al final de la jornada, salí corriendo al patio en busca de mi mama para decirle: "mamá, la profe me contó el cuento de los tres cerditos. Me gustó mucho. ¿Sabes? no se puede escuchar el cuento si no dejo la mochila en el armario". Mi mamá me dio un gran beso.Acababa de recibir mi primer NO y aprendí la primera y más importante lección de mi vida.¡Gracias profe, gracias por decirme no!