http://larevueltadelasneuronas.com/2013/01/27/el-compromiso-de-una-gran-empresa-con-su-gente/
La guerra es la paz, la libertad la esclavitud, la ignorancia es la fuerza. Los conocidos lemas de la novela 1984 de George Orwell cobran en el siglo XXI mucha más fuerza que en aquel ya lejano 1984 ¿Cuánta gente al ver el anuncio de Balay se habrá emocionado, o se habrá creído el relato que allí nos muestran? Hay que ser muy ignorante o muy imbécil para realmente pensar que Balay o cualquier otra multinacional “tienen un compromiso con nuestra gente y contigo”. El anuncio nos muestra a un antiguo trabajador de Balay, ahora jubilado, que vuelve a la fábrica acompañado por una de las hijas de un antiguo jefe o compañero suyo. En un intento de apelar a ese imaginario de toda una generación que pasó la mayor parte de su vida en el mismo trabajo, Luis, el protagonista, recuerda como Balay para él, es como su segunda casa. Normal, después de pasarse 8 horas al día haciendo los mismos movimientos en el mismo puesto de la cadena de montaje, le pasa como al padre de la película Recursos humanos, que puede acabar no sabiendo hacer otra cosa, no pensando más allá de la tarea estupidizante que realiza. Como en la fábrica de alfileres que Adam Smith pone de ejemplo, la división del trabajo embrutece y anula a la personas sumergiéndolas en el tedio. Más de uno puede pensar que es una locura criticar ese modo de vida ahora casi extinguido, teniendo en cuenta como está la situación del paro y el trabajo a día de hoy. No lo acepto, eso es un chantaje que no tiene fin y es un discurso que parte de las élites beneficiarias de la miseria ajena. Mañana a uno le acusarán de privilegiado por recibir un cuenco de avena tras recibir latigazos. Como decía aquel anarquista italiano, Errico Malatesta, “los que no trabajan y no han trabajado nunca hablan siempre en nombre del trabajo”
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