El presidente Trump se ha mostrado con talante negociador en todo momento para reabrir la Administración. Lo acaba de demostrar al hacerlo por tres semanas. En cambio, los demócratas se han quitado la careta y todo el mundo ha visto que son los responsables del cierre parcial del gobierno, de no tomar medidas para solucionar la crisis humanitaria y de seguridad en la frontera sur y de empantanar las relaciones con la Casa Blanca.
Y todo ello por un odio patológico a Donald Trump y al sano conservadurismo que les puede más que hacer el bien al país. Es una postura que les volverá a pasar factura en las elecciones presidenciales.
La propuesta de Trump para reabrir el gobierno ha sido muy bien elaborada para atender las necesidades que afrontamos. Una propuesta que se resume en los siguientes datos:
5.700 millones de dólares para construir una barrera eficaz en la frontera en lugares estratégicos donde es necesaria; 800 millones de dólares en asistencia humanitaria para atender el drama de los inmigrantes; 805 millones de dólares para la detección de drogas; 2750 millones de dólares para agentes de frontera y fuerzas de seguridad; 75 nuevos jueces de inmigración; 3 años extensión en las protecciones que ofrecen los programas DACA y TPS; 563 millones de dólares en apoyo al sistema legal de inmigración.
Es el camino correcto para establecer un sistema de inmigración seguro y legal que beneficie a todos: a los estadounidenses y a los inmigrantes. Un sistema que permita defender las leyes norteamericanas con garantías, que proteja las tradiciones de Estados Unidos y nuestros valores más preciados.
Durante décadas el sistema de inmigración estadounidense ha estado roto y ha sido ineficaz. Los presidentes que han pasado por el Despacho Oval se han limitado a mirar para otro lado y perpetuar el problema o bien poner parches temporales que tampoco han arreglado nada. Trump es el único que está afrontando el tema para resolverlo e impulsar un sistema eficaz y ordenado que evite tantos problemas como tenemos ahora.
El presidente ha empeñado sus esfuerzos y tenacidad en solucionar este problema y dejar un legado que beneficie a Estados Unidos. Para ello está dispuesto a negociar con los demócratas, que en realidad sólo quieren imponer sus criterios equivocados y que condenarían al país a mayores gastos y políticas erróneas que el pueblo estadounidense pagaría muy caro en términos sociales y económicos. Algo que ha quedado demostrado en tantro que Nancy Pelosi y algunos de los Demócratas rechazaron la propuesta de Trump antes incluso de que la hiciera. Los irresponsables demócratas no ven el crimen y las drogas que entran por la frontera, sólo ven las elecciones de 2020, unas elecciones que ellos no van a ganar. Lo sensato es que deberían hacer lo correcto por el país y permitir a la gente regresar al trabajo y contribuir a asegurar la frontera. Pero, lamentablemente, todos sabemos que no son nada sensatos.
Trump está volcado en una propuesta que permita reabrir el gobierno de forma definitiva y llegar a un acuerdo con los demócratas que beneficie a todo el país y a nuestro sistema de inmigración. Una vez más, demuestra talla presidencial y sentido de estado donde otros ponen sólo manipulación e intereses políticos.
Después se preguntarán los medios por qué gana Trump. Y es fácil de saber: porque utiliza el sentido común y actúa con verdadero patriotismo y responsabilidad institucional.