La puerta blanca

Por José Mª Ruiz Garrido @laparejadegolpe
#DQTC: Día del Niño
Mis primeros recuerdos son de una puerta blanca. En la casa en la que vivíamos mis padres, mis dos hermanos y yo. Mi madre nos ponía alguna película de dibujos en un Cinexin, y la proyectaba en esa puerta. También había un Ibertren en una vitrina de cristal. No podíamos tocarlo ni jugar con él. No recuerdo mucho más de aquella casa. Tampoco recuerdo a mi padre. Tengo retazos deshilachados de cuando nació mi hermana, la pequeña. Y poco más. Es todo lo que me queda de mi primera infancia.
Luego llegaron los primeros recuerdos nítidos, ya con unos seis años, creo. El colegio, y la vecina francesa que nos llevaba, mi primera bici, la nieve. La habitación compartida con mi hermano y el tambor de Colón lleno de Tentes y clicks de Famobil. El uniforme de mi padre cuando volvía del cuartel. Mi primer amigo. Los primeros veranos en la piscina con mi madre, y más tarde en la playa con los tíos, y mi abuelo. Poco más... Y la consciencia de ser niño.
No estoy seguro de que algunos de esos recuerdos sean auténticos, están mezclados con álbumes de fotos desteñidas. Mi padre me hizo muchas fotos. Y alguna vez me cuenta anécdotas de hace treintaytantos o cuarenta años. Pero eso no lo recuerdo. La puerta blanca sí.
Ahora, con 45 años, los recuerdos de entonces siguen donde estaban, pero voy acumulando otros nuevos. Vuelvo a vivir anécdotas de niño, junto a los míos. En ocasiones vuelvo a mirar las cosas con ojos de niño, cuando me acuerdo. Y también les hago muchas fotos. Cada día es importante. Cada día es el más importante para un niño, sea el Día del Niño o no. Pasan demasiado rápido, y no quiero olvidarlos como los de mi infancia. Tampoco sé qué recuerdos guardarán en el futuro mis hijos de estos años. Pero espero que no sean dibujos animados proyectados en una puerta blanca.
– Leia, entra, que ya es de noche.– Ahora, que estoy esperando que llegue papi del trabajo...

– Luke, ¿quieres ir a comprar al súper con mami?– ¿Hoy tú no trabajas, papi?– No, tesoro, hoy no trabajo.– Pues entonces aprovecho y me quedo contigo.

El Día del Niño también es eso. También es hoy. Y mañana.
¡Que la Fuerza os acompañe!
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