En Siberia existe un cráter tan gigantesco y profundo que se conoce como "la puerta de entrada al inframundo". Ubicado a 660 kilómetros norte de Yakutsk, se sabe que comenzó a formarse en la década de los 60 cuando se taló gran parte del bosque de la zona. Sin sombra que protegiera al suelo de los rayos del sol, el permafrost se derritió y el suelo se hundió catastróficamente.
Al gran agujero se le puso el nombre de Batagaika y 50 años después preocupa porque no deja de crecer. Con casi un kilómetro de largo y hasta 100 metros de profundidad, se teme que en pocos meses alcance al valle vecino.
El año pasado, una investigación reveló que en la última década el hoyo se ha hecho más profundo a un ritmo de diez metros por año, aunque en años especialmente calurosos el crecimiento ha llegado a ser de hasta 30 metros. Las grandes inundaciones de 2008 ayudaron a aumentar su tamaño y, ahora, a medida que la fiebre de la Tierra asciende por culpa del calentamiento global, los geólogos advierten de que la grieta crecerá mucho más.
Que el cráter siga creciendo a un ritmo que parece imparable no solo supone un peligro para los lugareños, el mundo entero se verá afectado. La descogelación del permafrost podría dar lugar a la liberación de grandes cantidad de gases de efecto invernadero que alberga la tundra bajo su superficie.
"Las estimaciones globales del carbono almacenado apuntan a que el permafrost contiene la misma cantidad de gas que actualmente hay en la atmósfera", alertó Frank Günther, autor principal del estudio, a la BBC.
El planeta sufrirá el golpe de los gases de efectos invernadero expulsados, lo que significará más calor. Una retroalimentación que no hace más que empeorar las cosas.
Para lo único que ha servido el derretimiento ha sido para tomar muestras de un suelo que se desconocía, además de para encontrar restos congelados de un buey, un mamut y un caballo de 4.400 de edad. El pasado mes se publicaba que los sedimentos del terreno tienen 200.000 años y que pueden dar pistas sobre qué ocurrió en el pasado la última vez que el permafrost se descongeló tras el fin de la Era Glacial.
"En última instancia, estamos tratando de ver si el cambio climático durante la última Era de Hielo en siberia se caracterizó por una gran variabilidad: calentamiento y enfriamiento, calentamiento y enfriamiento como ocurrió en la región del Atlántico Norte", manifestó Julian Murton, geólogo de la Universidad de Sussex que viajó a la zona y dirigió el estudio.
Mientras que se poseen datos de que sucedió en Groenlandia, China o la Antártida, se desconoce la historia que padeció Siberia. Conocerla, sostienen, supondría estar mejor preparados para lo que puede venir. Para recabar más datos, se planea perforar algunos agujeros en la región para analizar más sedimentos.