Las redes sociales y las conversaciones de sobremesa se han convertido en un nido infesto de argumentos absurdos, falsas identidades y comportamientos infantiles. Aunque haya quienes, luchando contra la generalización, aportan contenido y diálogo de calidad desde el respeto y la coherencia, son muchos quienes hacen que esta minoría esté amenazada por el auge de ideologías alejadas del racionalismo, llegando, incluso, a un cierto dogmatismo repugnante que no deja de ampliar sus círculos entre personas que han acabado por confundir la barrera entre lo verdadero y lo falso.
Las ideas se han extremado hasta puntos insospechados mientras que solo unos pocos han logrado permanecer en una postura intermedia y responsable, alejada de falsas expectativas de revolución o lucha. Ellos lo tienen fácil. Creerse enemigo del sistema significa no dar respuesta ante nada ni nadie, a creerse capacitado para decir todo y cuanto se les pasa por la cabeza. A escudarse en la injusticia y el quietismo. Ese no es el camino. Somos lo que elegimos, elegimos lo que somos.
Quienes han optado por propuestas alejadas de la moderación, argumentando, en muchos casos, la necesidad de cambio contra un sistema injusto y desigual, no están sino condicionando su ideología a la coyuntura, depreciándola y limitándola al momento, rechazando cualquier carácter universal. Y, consecuentemente, esto también es aplicable a sus vidas y a la forma de afrontarla.
Estas personas se han convertido en enemigas del mundo, víctimas del sistema. No han de responder, piensan, ante nadie de sus actos ni de sus pensamientos, puesto que los demás están equivocados. ¿Acaso no se puede ser más dogmático? O estás conmigo, o contra mí.
¿Eres de izquierdas o de derechas? Si no eres de derechas, eres comunista; igualmente, si no eres de izquierdas, eres facha. Este popular argumento encuentra su colofón en la pregunta futbolística: ¿Real Madrid o Barcelona? España es un país cerrado a las ideas. Esto se ha potenciado de manera increíble en estos últimos años, más aun desde la aparición de nuevos actores en el escenario político. Curioso el símil... creo que ni el fútbol está exento de esto.
Domingo, 25 de Enero de 2015
"La radicalización de las ideas", por Adrián Calvo para The Speedy News