La rastreadora, de Antonio Lagares

Publicado el 26 febrero 2013 por Xula
La rastreadoraAntonio LagaresASIN: B00A2VG4UCFormato: Digital– 264 PágsEditorial: Autoeditado

Argumento
La mente es un laberinto sin salida para cualquier elemento perturbador que intente profanarla. Para Élyran, la rastreadora no lo es. Ella consigue extraer de lo más profundo lo que nunca queremos recordar… Todo lo que tratamos de ocultar a nuestra conciencia.
Élyran tiene una nueva misión: rastrear la mente de Miguel, un vagabundo que permanece aferrado a estar siempre cerca de una iglesia ¿Lo logrará?
Estructura, ambientación y estilo narrativo
La novela se divide 18 capítulos de relativamente corta extensión, numerado en romano y con un título que indica que es lo que va a pasar a continuación. También incluye un epilogo final, una vez terminada la historia principal, así como un glosario de términos.
La historia tiene lugar en una ciudad indeterminada y sin tiempo concreto, aunque se podría situar en la actualidad. La acción sucede principalmente en el piso de Élyran, y por tanto las descripciones no son muy abundantes.
La narración está hecha en primera persona por Élyran, a excepción del primer y último capítulo que están ambos narrados en tercera. Se trata de una novela principalmente de diálogos, lo que facilita el ritmo de lectura. El lenguaje es sencillo e incluso coloquial, resultando duro en muchas ocasiones.
Personajes
Miguel es un vagabundo que duermen frente a una iglesia del Sagrado Corazón, pero que tiene un largo pasado detrás. De personalidad fuerte y dominante, supone un verdadero reto para Élyran y su objetivo.
Élyran es rastreadora superficial, aunque su ambición mas cercana es convertirse en ajustadora una vez finalizado el trabajo con Miguel. Con lo que no cuenta es con que Miguel tiene una mente excepcional, y pronto giraran las tornas.
Mi opinión
Llevaba tiempo esperando esta novela, que según había entendido, cerraría el ciclo de corte psicológico que Antonio Lagares comenzó con Viaje sin retorno, seguido de Obsesión. Ambos los leí hace tiempo y me gustaron mucho, por lo que no podía dejar escapar esta novela. En este caso, como ya hice alguna otra vez, he decidido dejar la primera sinopsis en lugar de la que consta en Amazon, ya que me parece menos invasiva en la historia.
Y es que creo que es necesario acercarse a ella sin saber demasiado: olvidaros de las etiquetas de thriller o cualquier otra cosa que hayáis leído, porque si se va con prejuicios de algún tipo, quizá os decepcione. Ese es uno de los mayores problemas que he visto en algunas de las opiniones que he visto desde la organización de esta lectura conjunta: las ideas preconcebidas. Yo por eso la he catalogado dentro de “Narrativa contemporánea” de cara al reto genérico.
Para comenzar, es posible que cualquier lector que se acerque a esta novela se sienta en un primer momento descolocado. Tras el primer capítulo que nos cuenta la infancia y juventud de Miguel, la narración da un giro radical para contarnos una historia directamente de los labios de Élyran, a la cual no conocemos en absoluto, ni conseguimos entender en un primer momento cual es exactamente su trabajo.
Rastreadores, ajustadores, objetivos sin conciencia y las protecciones que son necesarias frente a ellos… son términos que se repiten pero que no llegamos a comprender. Por supuesto, antes de que nadie lo dude, todas las preguntas que tengamos se dan respuesta alo largo de las páginas del libro. Poco a poco vamos entendiendo como funcionan las cosas en esta historia, e incluso intuimos que significa realmente todo.
Por supuesto la única etiqueta que se le puede poner es la de “novela de corte psicológico”, porque los diálogos que componen la novela son prácticamente un tratado de la mente humana: las formas de adquirir poder sobre otra persona y doblegarla, los giros y las mentiras que se utilizan para ello hasta que prácticamente uno se las cree,… Este tipo de cosas son las que encontraremos en La rastreadora.
Y quizá sea necesario avisar que contiene vocabulario y escenas muy duras. Incluso a mi (que presumo de estar casi inmunizada contra ciertas cosas) me han impactado y asfixiado un poco. Seguramente los que hayáis leído la novela sabréis a que me refiero, y si no, os invito a comprobarlo sobre la mitad del libro.
A esto contribuye mucho que el escenario sea reducido, un piso donde sucede todo, donde la acción se condensa y los personajes no salen, cargando el ambiente con sus palabras. Puede llegar a agobiar, sobre todo porque durante esos momentos álgidos el tono de la conversación sube y las expresiones se hacen malsonantes.
Los personajes, tal como está orientada la historia, me han parecido bien construidos y argumentados, sobre todo teniendo en cuenta la limitación de datos que existe al principio, para no tirar por tierra el goteo de información que va recibiendo el lector a lo largo de las paginas.
Esta información procede principalmente de los diálogos, que son los que conforman la novela en su mayor parte. Aunque haya ciertas partes que puedan resultar un poco repetitivas (o en su defecto, que suenen muy similares entre sí) por lo general son conversaciones profundas pero creíbles. Pero yo, sobre todo, las definiría como intensas.
No voy a contaros a que se dedica una rastreadora ni un ajustador, ni que tiene que ver todo eso con Miguel. Lo mejor es coger la novela sin prejuicios ni ideas preconcebidas, para poder forjaros vuestra propia imagen de la situación. Así es como más de disfrutará de la historia y su contenido.
Una vez cogido el concepto, es cuando pueden empezar a bullir ideas en el lector. Preguntas que vienen al caso e ideas al respecto que puede ir desarrollando cada uno, sobre todo si le interesa la mente humana y los comportamientos frente a la culpa (o falta de ella).
Un final como no cabía otro. Casi desde la mitad del libro intuí que era la única forma de cerrar la historia. No por verme venir el final sino porque para mí, no hay otra opción posible. Y por eso, me he quedado satisfecha con lo que cuenta y como lo cuenta.
Al final incluye un glosario con los términos utilizados dentro de la novela. Se agradece bastante, teniendo en cuenta lo perdido que puede estar un lector justo al comenzar a leerla. Pero sin embargo, yo no recomendaría ir a él hasta que no hayamos avanzado bastante y tengamos una idea clara, porque uno de los puntos fuertes de esta novela es hacernos pensar. Y si lo coges hecho… ¿Qué gracia tiene?
Sin duda es una novela que recomiendo. Quizá me haya gustado ligeramente más Viaje sin retorno, pero lo que no pongo en duda es que esta novela dará que hablar y que pensar (olvidando esa etiqueta de thriller). Si es eso lo que buscas en una lectura, adelante, porque además es ligera y adictiva: apenas me ha llevado dos días leerla.