La realidad es algo sobrevenido, primero fue la fantasía

Por Javier Martínez Gracia @JaviMgracia

 

La reflexión que toca hoy abordar está referida a la naturaleza de la realidad y el papel de la fantasía en nuestras vidas. Ortega sostiene que la realidad no es inicialmente tenida en cuenta como tal por los niños, sino que se va construyendo gradualmente. Los objetos que son importantes para ellos no son necesariamente los objetos reales, sino los objetos deseables. A medida que nos convertimos en adultos, los deseos infantiles pasan a ser reconocidos como fantasiosos e imposibles y son reemplazados por deseos que se consideran posibles y prácticos. Sin embargo, según Ortega, todavía queda una parte de nosotros que se aferra a esos deseos infantiles y a la fantasía, y esta conexión entre nuestro yo infantil y nuestro yo adulto sigue siendo importante en nuestras vidas. La función de la educación no ha de ser prioritariamente adaptar al niño a las necesidades del mundo real, sino alimentar la fuerza vital con la que originariamente llegó al mundo, así como su derivada inmediata, la fantasía. Por ello, los mitos y las imágenes fantásticas son esenciales para nutrir sus sentimientos y mantener viva esa vitalidad que de adultos heredaremos.