Como en las películas donde el asesino se esconde detrás de la cortina y se le ven los zapatos, la realidad nos acecha oculta. Todos vemos la realidad a través un burka, dependiendo de nuestros intereses. Y defendemos esa nebulosa realidad hasta incluso la muerte. La Verdad no existe y la Realidad la vemos y sentimos viciada. En esa cuestión somos miopes. Y la realidad, detrás de la cortina, espera su turno para clavarte un puñal o dispararte con un revólver, como en las películas. Pero la realidad no es una película, ¿no es cierto?, por mucha imaginación y documentación que tengan. Con la edad la visión de nuestra realidad cambia, porque la experiencia te enseña algunos errores de cálculo cerebral, pero uno se aferra sin embargo a ello, porque es lo único en lo que creemos, y antes del horror de no creer es mejor creer aunque sea a través de un tupido velo. Y ver los zapatos de la realidad tras la cortina sólo nos sugiere que corramos lejos de ella. La realidad impone terror en su desconocimiento. Y eso no lo puede asumir nuestra mente, pero sí nuestro cerebro. El conflicto está servido emocionalmente. Siempre tendremos conflictos emocionales y siempre tendremos que combatirlos. Hasta que nos cansemos física o/y mentalmente. Esa es la lucha existencial. Cada época tiene la suya. Y cada cual avanza como puede.