‘La recacha’ cumple cuatro años

Publicado el 23 enero 2017 por Benjamín Recacha García @brecacha

Había una vez un periodista que escribió un libro y que pensó que para promocionarlo tenía que abrir un blog. Era una novela estupenda, que le había llevado un año de trabajo intenso, así que estaba seguro de que en cuanto la gente la descubriera querría, necesitaría leerla.

¿Os suena la historia? No es nada original. En este caso el periodista escritor soy yo, y el blog, ‘la recacha’, que cumple cuatro años. Efectivamente, El viaje de Pau, mi primera novela, fue uno de los motivos principales que me llevó a dar el paso, pero no el único. Mi actividad literaria, mi aventura como autor independiente en la jungla editorial, ocupan una parte importante del blog, pero desde el primer momento tuve claro que en este espacio iba a expresar lo que me apeteciera, de cualquier ámbito temático. Iba a ser transparente.

No es una estrategia de marketing muy brillante, la verdad, y aunque es posible que exponiéndome menos en temas controvertidos (política y cuestiones ideológicas, básicamente) podría haber vendido algunos libros más y, quién sabe, incluso haber tenido más opciones laborales, la decisión de qué iba a ser ‘la recacha’ fue premeditada.

Cuatro años dan para mucho: casi seiscientas entradas, casi cien mil visitas y más de 51.000 visitantes, números modestos pero inimaginables cuando empecé. Los números, sin embargo, son lo menos valioso del botín que he ido acumulando. De hecho, los datos del 2016 son los peores de los cuatro años. Ello tiene mucho que ver con la caída en picado de mi interacción con otros blogs. Bueno, espero que sea esa la explicación, porque la alternativa es que lo que escribo resulta cada vez menos interesante.

Este último año he espaciado más las entradas. Considero, y espero no pecar de pretencioso, que he logrado crear un blog de calidad, de manera que si no tengo nada que explicar acorde con ese nivel, ya no me preocupa pasarme unos cuantos días en silencio. Ya no siento la necesidad de publicar que me empujaba sobre todo los dos primeros años.

La blogosfera es muy adictiva, pero puede llegar a ser esclavizadora. A medida que uno va consiguiendo nuevos seguidores y va siguiendo nuevos blogs, el tiempo necesario a invertir para estar al día de todos es inasumible. Hubo un momento en que tuve que elegir entre mantener la red social o dedicar ese tiempo a escribir, asumiendo el riesgo de perder mucha atención. Y escogí la segunda opción, de forma que mis visitas a otros blogs ahora son muy esporádicas.

Es una pena haber perdido el contacto con un buen número de blogueros a los que me encantaba leer, pero es absolutamente comprensible que si yo no me paso por su casa, ellos no lo hagan por la mía. Aun así, guardo un gratísimo recuerdo de todos ellos, y estoy especialmente agradecido a quienes, después de todo, mantienen este espacio entre sus imprescindibles.

Lo mejor de tener un blog es la oportunidad que te da de conocer a gente que vale mucho la pena, de tejer relaciones que no sé si pueden llegar a calificarse de amistad pero que, desde luego, te hacen sentir muy cercano a personas que exponen sus sueños e inquietudes en público, y de cuyos avances uno se alegra sinceramente.

A mí ‘la recacha’ me ha dado mucho. Quizás no sea ya la ventana a la que me asomaba cargado de ilusión y con las emociones (desde el entusiasmo a la rabia y la indignación) a flor de piel, y haya evolucionado hacia un rincón más reflexivo y pausado, o quizás simplemente sea el reflejo de lo que yo soy en cada momento. En cualquier caso, ‘la recacha’ forma parte de mí, y seguiré asomándome a ella cuando sienta la necesidad de hacerlo, con más o menos frecuencia e independientemente de a cuántos lectores les parezca interesante.

A por los cinco.