Os explico. Mi coche se pone malo. Coche que pasa por el gruero, el mecánico, mi progenitor, de nuevo el mecánico, el cambia-ruedas y los de la ITV. Mi coche una semana lejos de mí. Mi coche a merced de otros. De otros y de los gustos musicales de esos otros.
Si ya lo digo yo siempre, ¡que no me toquen la radio! Pues nada, ni caso. Qué histérica te pones, me dicen. ¿Histérica? ¿HISTÉRICA, YOOO? Vamos, hombre... cuando lo digo será porque tengo una razón...
Estoy hablando de música, por si aún no os habéis enterado.
Que me cambiaron la radio. Que me pusieron Condena Dial. Que al cogerlo no me di cuenta, no reaccioné a tiempo y cuando quise darme cuenta, estaba ya todo, todo, todo perdido.
Porque, diréis, ¿qué canción estaban poniendo en Condena Dial cuando servidora arrancó su coche? ¿Eh? ¿Qué canción?
Hala, un año de terapia intensiva, de desintoxicación profunda, a la mierda. Vuelta a empezar.
Eso, digo yo: ains.
P.S: por si os llegan rumores, esa que está sola en el trabajo cantando con una botella vacía de Coca Cola por micrófono, NO SOY YO. Conste.