La inmensa mayoría de los que votan a las izquierdas en países como España y otros de América Latina que están eligiendo a líderes marxistas es porque sus votantes esperan recibir dinero y ayudas gratuitas del Estado, que bajo el dominio marxista crece sin parar, al mismo tiempo que aplasta las libertades individuales, los derechos y la prosperidad de la sociedad, a la que hace cada vez más dependiente de los políticos y sometida al poder.
La derecha ha tardado demasiados años en descubrir lo que miles de expertos y analistas políticos venimos afirmando desde hace décadas, que la clave de la lucha política está en la fiscalidad, que los marxistas parecen cuando carecen de dinero abundante y que las sociedades que cobran menos impuestos son más libres y prósperas que las que esquilman a los ciudadanos arrebatándoles gran parte del dinero que ganan con su esfuerzo.
La bajada de Impuestos en España, decretada por autonomías como Madrid y Andalucía, que también están suprimiendo impuestos tan abusivos y confiscatorios como el de Sucesiones, el que permite al gobierno robar las herencias, y el del Patrimonio, que cobra impuestos al dinero que ya los ha pagado con anterioridad, cayendo en la ilegal y ladrona "doble imposición", está sirviendo de modelo a seguir y pronto se extenderá a Castilla y León. Murcia y otras regiones.
El socialismo y el comunismo tienen su talón de Aquiles en la codicia insaciable, un vicio brutal y corrupto que satisfacen arrebatándole el dinero a los ciudadanos.
En tiempos del emperador romano Trajano, los impuestos eran de un 5 por ciento, aproximadamente, y con ese dinero el Imperio financiaba sus guerras de conquista y sus servicios a la comunidad. En la Edad media, los impuestos no superaron el doce por ciento. Pero en la actualidad, los socialistas y comunistas han impuesto el latrocinio general al ciudadano con impuestos que superan l 50 por ciento, bajo la excusa de tener que financiar el llamado "Estado de Bienestar", costoso porque debe afrontar la saludad, la educación y el sistema de pensiones, entre otros servicios.
Pero la multitud de impuestos cobrados por la fuerza, que afectan a todas las compras, al trabajo, a la propiedad y hasta a la muerte, no se emplea totalmente en el bienestar común sino que una buena parte la utiliza el gobierno, de manera inmoral y corrupta, para reforzar su poder, beneficiar a los amigos y aliados y, sobre todo, para pagar un clientelismo inmoral que compra voluntades y votos para que los sátrapas sigan mandando.
Ese Estado del Bienestar presuntamente benefactor del pueblo es una auténtica estafa porque la educación, la sanidad, las pensiones y los demás servicios pierden calidad y solvencia, mientras crecen los fondos dedicados a reforzar el poder de los gobernantes y corromper las sociedades y los individuos.
Hay partidas ocultas, fondos reservados y muchas operaciones opacas cuyo fin real es permitir que los que gobiernan se enriquezcan y que grandes cantidades de dinero escapen al control de los órganos de vigilancia. El resultado, en muchos casos de gobiernos inmorales, es la corrupción institucional, el saqueo y el expolio.
Si el pueblo se negara a ser expoliado y esquilmado por los que le gobiernan y aceptara pagar sólo impuestos imprescindibles y necesarios, las izquierdas marxistas morirían de inanición, ya que sólo pueden prosperar y ganar elecciones mediante el clientelismo más intenso y extenso de la Historia humana, justo el que ellos han construyen para mantenerse en el poder.
En España, la izquierda odia al Franquismo no porque fuera una dictadura, sino porque era un ejemplo de austeridad, ahorro económico y eficacia. Sin apenas cobrar impuestos y con un aparato administrativo veinte veces inferior al actual, sin políticos cobrando a diestra y siniestra y sin las legiones de enchufados y asesores que mantienen las izquierdas expoliadoras, el Franquismo construís millones de viviendas populares, llenó España de pantanos, creo la seguridad social, combatió el desempleo con eficacia y entregó el país a los falsos demócratas cuando el mundo entero alababa los logros del "milagro español, con crecimiento constante y con la deuda externa más pequeña de Europa, junto con Luxemburgo.
Así que reducir impuestos es, sin duda, la receta óptima para librarse corruptos y depredadores en el poder. Como toda bestia, la tiranía, sin ser alimentada, se debilita y perece.
Francisco Rubiales