La reconversión

Publicado el 26 julio 2019 por Carlosgu82

Ella estuvo sentada allí todo el tiempo. Sus párpados se entrecerraban como quien mueve las hojas de una persiana, dejando entrar la luz a conveniencia. Sus manos, finas y delicadas, posadas en la cruzada rodilla izquierda, tenían como tapete la tela de drill negra del ceñido pantalón. El tacón de los zapatos, eran una vitrina perfecta para adivinar la delicia del resto de su cuerpo. El rostro, terso y maquillado, la hacía lucir de porcelana, una verdadera invitación a besarla con labios abiertos y rojos como la pasión.

Mientras tanto ella estuvo allí sentada, controversialmente imperturbable estación tras estación. La observé por mucho rato, cada respiración suya era aspirada por mi e intenté comprar sus pensamientos, para saber qué pasaba por su mente al tiempo que permanecía impávida.

Llegamos a la mitad del camino y ella seguía allí, sentada. Comencé a especular que se bajaría en mi misma estación, y que probablemente tendría la oportunidad de subir a su lado por la única escalera mecánica que funciona en Zona Rental, o flexionar cada pierna a su compás para subir las fijas.

Ahora que lo pienso, no recuerdo si había sofocación dentro del vagón, pues estuve tan concentrado en ella, sentada allí, que no reparé en otros detalles del ambiente. Lo que sí podía ser evidente era mi cara de embrujado, solo mirándola, como un templario que cuida y preserva el secreto sagrado.

Tuve el impulso de tener algo en las manos para ofrecerle, entonces vi al vendedor que se acercaba ofreciendo caramelos, galletas achocolatadas y chupeteas. Rápidamente saqué la billetera y conté la cantidad de billetes que tenía disponibles, el nuevo cono monetario me atrasó en el pensamiento para reconvertir a lo calculadora humana. Luego de unos segundos pude adquirir un Cocosette y una Samba que me serviría de carta de presentación.

Al volver la vista hacia ella, sentada allí, me encontré con una figura disonante que abofeteó mi vista. En lo que solía ser su puesto de siempre, se encontraba una dama que triplicaba la edad y el peso corporal de mi tesoro. Con la vista hice un recorrido para ver si la escaneaba cerca de las puertas de salida, y el vacío se apoderó de mi…esos segundos haciendo la reconversión monetaria y su cuestionable e incierto valor real, fueron determinantes.

Luis Vera Márquez

Septiembre 2018