La red

Publicado el 25 febrero 2012 por Alejandropumarino

Era el título de una película protagonizada por Sandra Bullock en aquellos años en que estaba muy atractiva y cuando los ordenadores funcionaban con pedales y los teléfonos móviles precisaban de un carrito para ser transportados. La protagonista sufrió el borrado de su identidad electrónica, con lo que tuvo más de un apuro para esclarecer la verdad de lo que le sucedía, que no era poco. Ahora, con unos “celulares” con más potencia que todos los ordenadores del proyecto Apolo que llevó al hombre a la luna, disfrutando de conexión permanente a internet, tanto en ordenadores fijos como en portátiles o en teléfonos móviles, nos hemos dedicado a sustituir las relaciones personales por las electrónicas, muy prácticas, pero desde luego, mucho más superficiales y menos humanas. Desvirtuar el significado de la palabra amigo para asimilarlo a un contacto en Facebook u otra red social supone una devaluación incalculable del término; los amigos son tan importantes, o más, que la familia; uno suele poder contar con los dedos de una mano quienes lo son, o fueron, de verdad, en su vida. Ahora, el vecino del tercero tiene tres mil cuatrocientos quince amigos en My Space y envidia al hermano de su novia que cuenta con más de siete mil en Facebook. Además de que puede uno encontrarse retratado en actitud poco honorable por menos de un duro, como sucedió a la madrileña que inspiró este texto.

Apuesto por las nuevas tecnologías que nos hacen la vida más fácil, defiendo la existencia de redes sociales con esa enorme ventaja de conectar personas distantes en el espacio, pero no en la red; sin embargo, permítaseme ser británico en ciertos gustos: Tras el trabajo, el mejor sitio para encontrar a un amigo es ante una copa de buen vino, o una cervecita para los sajones; cara a cara, intercambiando la información mediante un sistema biológico de audio que genera ondas sonoras por la vibración de ciertas estructuras. Se llama hablar, y desgraciadamente, está cayendo en desuso.

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