– La noche del 10 de Enero, mi novio Tom y yo, íbamos en coche volviendo a casa, y un coche nos embistió saltándose el semáforo. En ese instante estaba mirando a Tom, y pude verte a través de la ventanilla. – Daisy no pudo contener las lágrimas bajando por sus mejillas, y dejando dos líneas negras a ambos lados de su rostro.
James empezó a mover bruscamente la cabeza, con un balanceo de su cuerpo, intentando mover los brazos y las piernas fijamente atadas.
Daisy siguió con su desgarrador suceso.
– Tom murió desangrado, mientras le cogía de la mano, sigo recordando ese instante a cada momento. Mientras tú huiste como alma que persigue al diablo. He visto tantos casos donde el asesino al volante, salía impune. Ahora tú sangre será la rendición a mi cruel pérdida.
La borrachera de James hacía un tiempo que había desaparecido, arremetiendo con más fuerza sus intentos desesperados por escapar.
Daisy subió a la cama, apoyando las rodillas a ambos lados del costado de James. En sus manos temblorosa apareció unas tijeras de podar, ocultas hasta hace un instante. Sus manos se entrelazaron a las tijeras en forma de plegaria, abandonando su conciencia y tomando el control la ira. Las inmaculadas sábanas fueron impregnadas de un rojo oscuro.