La reforma del Constitucional puede cargarse al Presidente del Gobierno

Publicado el 23 septiembre 2015 por Rgalmazan @RGAlmazan

Tal cual. Tanto es el ansia del gobierno de acabar como sea con el afán de independencia del gobierno catalán que no repara en gastos y le vale cualquier cosa.

Y no es que quiera hablar de que muchas instituciones públicas, empresas, prensa pepera, bancos y demás abrazafarolas al servicio del PP se crean en la necesidad de salvar a España. Todo el mundo tiene el derecho de decir lo que piensa, tanto los que están a favor como los que están en contra de la secesión de Cataluña, pero lo que no parece acertado es que ahora, a días de unas elecciones toda la artillería pepera trate de intimidar como sea a los independentistas, en plena campaña electoral, cuando no han hecho nada por mediar y han apoyado el silencio y la cerrajón del gobierno central.

Pero este escrito va referido a una medida, la más grave, que está acometiendo el Partido Popular para parar a la marea catalanista. Y es que no todo vale, aunque parece que el PP cree que sí. Me refiero a la ley que está en trámite para reformar el Tribunal Constitucional.

Esta ley, que tiene enfrente a todos los grupos sin excepción, apoyada sólo por los peperos, pretende hacer del Tribunal Constitucional un ente ejecutivo, de forma que pueda obligar a cumplir las resoluciones que dictamine a los afectados. Y todo esta nueva ley se hace para castigar a Mas por posibles incumplimientos –como ya ha sucedido— de sentencias dictadas por este Tribunal. Están cambiando una ley fundamental sin ningún consenso y sin admitir ninguna enmienda, algo totalmente insólito.

La realidad es que ya están los Tribunales superiores para hacer cumplir estas resoluciones, pero claro no les basta, quieren que además de juez el Constitucional sea también policía, algo inédito en los países europeos que nos rodean.

Y todo esto lo hacen como si el PP hubiera sido siempre sumiso a las sentencias del Constitucional, cuando tres de sus ministerios (Sanidad, Empleo y Agricultura) han incumplido de forma clara sentencias que les obligaban a no invadir las competencias de distintas CC.AA. y que no han sido cumplidas.

O sea, no sólo Mas no cumple una sentencia de este Tribunal, tampoco el gobierno central lo hace, y la pregunta es: ¿Pretenden que ésta sea una ley embudo, donde se obligue a cumplirla a todos (sobre todo al gobierno catalán), menos al PP?

Pero van tan lejos que en esta ley que reforma las competencias del Constitucional se puede llegar a destituir al Presidente del Gobierno. Algo gravísimo. Hasta ahora sólo había tres formas posibles de hacerlo, según la Constitución: Moción de censura, cuestión de confianza y nuevas elecciones.

Pues a partir de que se apruebe esta ley, el Tribunal Constitucional podrá cargarse a un Presidente de Comunidad o al del Gobierno sin pasar por el Parlamento, simplemente por el hecho de que no cumpla una de sus sentencias, algo que ya ha ocurrido, por ejemplo con el PP y con Convergencia.

Es de una gravedad tremenda, se podría dar el caso de que el Tribunal Constitucional se colocara por encima de la soberanía popular, algo inconcebible y más cuando los miembros de este Tribunal son elegidos por Partidos Políticos y en muchos casos no son ni tan siquiera jueces, o sea se trata de un órgano tan político como judicial.

En fin, el afán de meter miedo, de poner obstáculos a la posible secesión catalana, ha llevado al PP muy lejos, tan lejos que puede provocar situaciones que difícilmente tengan aval democrático. En el caso que estamos comentando se puede llegar a que un presidente elegido democráticamente sea apartado por el Tribunal Constitucional, saltándose la soberanía popular.

Esto es lo más parecido a un golpe de Estado que pretenden legalizar. Y es que el tema catalán les ha destruido las últimas neuronas y actúan como robots programados para acabar con el enemigo de cualquier manera.

Ya lo decía Maquiavelo: El fin justifica los medios. Y los peperos lo han aprendido a pie juntillas y lo quieren aplicar caiga quien caiga (a otros), aunque ello conlleve un deterioro democrático irrecuperable. ¡Y qué importancia tiene eso, si se consigue el fin previsto!

Salud y República