Una vez dejamos atrás Hallstatt, nuestro recorrido por esta maravillosa parte de Austria continuó con las ascensión a la localidad de Bad Aussee, que posee una arquitectura propia muy distinta del resto de localidades vecinas, y el pequeño pueblo de Grundlsee.Y digo ascensión porque las pendientes que sortean el macizo de montañas donde está enclavado Bad Aussee superan el 34% en algunas ocasiones. Al regreso de nuestra visita a estas localidades nos sorprendió una gran tormenta que oscureció el cielo, y tengo que reconocer que descender estas pronunciadas pendientes convertidas en improvisados ríos, por supuesto en primera velocidad y sin casi tocar los frenos del coche, daba cierto respeto y nos recordó lo rápido que puede cambiar el tiempo por estos impresionantes macizos. Una vez de regreso al pueblo de Obertraun, situado en la orilla opuesta a Hallstatt, volvió a lucir el sol en todo su esplendor.
La localidad de Grundlsee nos recibió con una persistente lluvia
Contrucciones en el pueblo de Obertraun
Después de la incursión en la alta montaña decidimos ir a conocer la localidad balneario de Bad Ischl. En esta localidad se descubrieron manantiales de agua salada, y desde entonces se fue convirtiendo en un destino muy popular en la corte austriaca. El propio Francisco José I pasaba aquí las vacaciones de verano con su esposa Isabel. Es una de las localidades de mayor tamaño de la zona de los lagos de Salzkammergut, y como tal estaba repleta de turistas, sobre todo alemanes, a parte de encontrarse en un estratégico cruce de caminos de la increíble ruta romántica austriaca. Además paseando por sus calles pudimos comprobar que posee una arquitectura bastante parecida a la maravillosa ciudad de Salzburgo.
La casa de baños del balneario de Bad Ischl
Paseando por las calles de Bad Ischl
Y ya para acabar aquel inolvidable día fuimos a otra de las localidades indispensables y verdaderamente bella, justo al otro lado de St Gilgen, a orillas del lago Wolfgangsee. St Wolfgang es una encantadora población con unas casas de ensueño y con una animación espectacular en esas fechas de agosto. Artistas y músicos callejeros animaban cada esquina de este precioso pueblo repleto de restaurantes. Rematamos la noche con una espléndida cena en la misma orilla del lago Wolfgangsee. Todo un lujo terrenal.
El exclusivo hotel Weisses Rössi en St Wolfgang
Cada esquina, cada lugar de esta localidad es motivo para sacar una foto
Al día siguiente nos levantamos con la intención de visitar otro de los lagos importantes, el lago Traunsee. Comenzamos por la localidad de Traunkirchen, originalmente asentada sobre una península, en un paraje espectacular con las montañas rodeando las orillas del lago. Un lugar tranquilo y sosegado donde relajarse navegando por el lago o degustando especialidades en cualquiera de sus típicos restaurantes. Aunque es un pequeño pueblo, merece la pena dedicarle un par de horas a pasear por la península y visitar sus iglesias, donde destaca un púlpito muy original
El pueblo de Traunkirchen está incrustado en las laderas
Unos garajes algo especiales
la iglesia barroca “Maria Krönung”
Original púlpito
Fuente construida en cerámica
El lago Traunsee con el castillo Ort al fondo
Y de esa forma fue pasando la tarde, y después de los cafés de sobremesa, nos fuimos a Salzburgo. Aunque ya la habíamos visitado con anterioridad, estábamos tan cerquita que nos apetecía mucho darnos un paseo por esta increible ciudad y sentarnos a cenar en algún coqueto restaurante. Al fin y al cabo, nuestro viaje estaba tocando a su fin, y qué mejor sitio que la maravillosa Salzburgo para recapitular y charlar de los momentos más intensos vividos en este largo e inolvidable viaje. Ahora toca pensar en el siguiente....la "gasolina" que nos mantiene vivos e ilusionados.