La reina asustada, María Josefa Amalia de Sajonia (1803-1829)
Por Sandra
@sandraferrerv
Cuando en 1818 Fernando VII se quedó viudo de su segunda esposa, María Isabel de Braganza, era un hombre de treinta y nueve años sin descendencia. Urgía por tanto encontrar una nueva esposa. La escogida fue una joven de dieciséis años que había vivido su corta existencia tras los muros de un convento. Nada sabía de la vida María Josefa Amalia de Sajonia quien vivió con auténtico pavor sus obligaciones conyugales hasta el punto de que fue el propio papa Pío VII quien tuvo que convencer a la reina que no era pecado mortal, como ella creía, mantener relaciones con su esposo.
María Josefa Amalia de Sajonia había nacido el 7 de diciembre de 1803 en Dresde, entonces parte del Sacro Imperio Romano Germánico. Pocos meses después de llegar al mundo, su madre, la princesa Carolina de Borbón-Parma falleció y su esposo el príncipe Maximiliano de Sajonia decidió enviarla a un convento junto al río Elba. Tras sus muros vivió, creció y se educó María Josefa hasta que cumplió los quince años y fue elegida por Fernando VII, primo de su difunta madre y veinte años mayor que ella, para ser su esposa.
El 20 octubre 1819 pocos meses después de llegar a España, contraía matrimonio con el rey. La noche de bodas fue un auténtico desastre. La pobre muchacha, que había crecido rodeada de monjas, nada sabía de las relaciones entre un hombre y una mujer y ante el horror que sintió al ver a su esposo acercarse se orinó en el lecho provocando la ira de un hombre más que experimentado en los hechos de alcoba gracias a sus continuas juergas nocturnas.
Ante aquella primera experiencia, la reina se cerró en banda y se negó a volver a acostarse con su marido creyendo profundamente que lo que intentaba hacer con ella era absolutamente pecaminoso. La situación empezaba a tornarse grotesca, con la reina invitando constantemente a su marido a rezar el rosario y otras largas letanías, para evitar caer en la tentación carnal. Así que el asunto fue expuesto en Roma, ante el mismísimo papa quien tuvo que dirigir una misiva a María Josefa asegurándole que lo que debía hacer con su marido estaba “bendecido por la Santa Madre Iglesia”.
La vida de María Josefa en la corte, mientras España se sumía en una profunda crisis institucional, se basaba en realizar obras de beneficencia, rezar y escribir poesía. Poco dada a los actos festivos, no le gustaban en absoluto las multitudes por lo que intentaba evitar en la medida de lo posible cualquier celebración oficial.
Los sacrificios que María Josefa Amalia de Sajonia tuvo que hacer en la cama, pues nunca se acostumbró a yacer con su marido, no dieron sus frutos. El 18 de mayo de 1829, con tan sólo veinticinco años, la reina sufría unas fiebres que terminarían con su vida en pocos días. El rey quedaba de nuevo viudo y sin descendencia.
Si quieres leer sobre ella
Historias de las reinas de España. La casa de Borbón
Carlos Fisas
Reinas de España. Las Borbón
María José Rubio