No es un secreto en los círculos elitistas de China que la esposa del Primer Ministro, Zhang Beili, es rica y que ha ayudado a controlar el mercado de joyería y gemas de la nación; pero su lucrativo negocio de diamantes solo se volvió algo excepcional cuando su esposo accedió a las filas del alto liderazgo del país, encontró el New York Times con su revisión de documentos corporativos y regulatorios.
La señora Zhang, una geóloga con experiencia en gemas, es básicamente desconocida para los chinos del común. Rara vez viaja o aparece con el Primer Ministro, y hay pocas fotos oficiales de la pareja. Gente que ha trabajado con ella dice que tiene un gusto por el jade y los diamantes finos, que viste de manera modesta, que no exuda glamur y que prefiere ejercer influencia tras bambalinas, muy parecido a los parientes de otros líderes veteranos.
Los documentos del Departamento de Estado difundidos por Wikileaks incluyen la sugerencia de que el señor Wen alguna vez consideró divorciarse de la señora Zhang porque ella había aprovechado la relación para sus negocios de diamantes. La televisión taiwanesa reportó en el 2007 que la señora Zhang había comprado un par de aretes de jade por 275.000 dólares en una feria de Beijing, aunque la fuente –un negociante taiwanés- luego se retractó y los censores del gobierno chino se movieron rápidamente para bloquear la cobertura del tema, de acuerdo con reportes de noticias en el momento.
“Sus actividades de negocios son conocidas para todos en el gobierno” dijo un banquero que trabajó con parientes de Wen Jiabao. El banquero dijo que era inusual en ella llamar gente para que fuera a su oficina. “Y si usted recibe esa llamada, ¿cómo puede decir que no?”. Zhang Beili primero ganó influencia en los noventa, cuando trabajaba como reguladora en el Ministerio de Geología. En ese entonces el mercado de joyería de China aún estaba en su infancia. Mientras su esposo servía en el principal campamento de liderazgo, conocido como Zhongnanhai, la señora Zhang estaba definiendo los estándares industriales en joyería y gemas. Ella ayudó a crear el Centro Nacional de Testeo de Gemas y la Bolsa de Diamantes de Shanghai, dos de las más poderosas instituciones de la industria. En un país donde el Estado ha dominado por mucho tiempo el mercado, los reguladores de joyería a menudo deciden cuáles compañías pueden instalar fábricas de procesamiento de diamantes y cuáles ganarán entrada al mercado de la joyería al por menor. Los reguladores del Estado incluso formularon reglas que establecían que los vendedores de diamantes tenían que comprar certificados de autenticidad para cualquier diamante vendido en China, emitidos por el Centro Nacional de Testeo, administrado por la señora Zhang. Como resultado, cuando ejecutivos de Cartier o De Beers visitaron China con la esperanza de vender diamantes y joyería, a menudo fueron a visitar a la señora Zhang, que se volvió conocida como la “Reina de Diamantes”.
“Ella es la persona más importante allá”, dijo Gaetano Cavalieri, presidente de la Confederación Mundial de Joyería en Suiza. “Ella relacionaba socios –chinos y socios extranjeros”.
Ya en 1992 gente que trabajó con la señora Zhang decía que ella había comenzado a desdibujar la línea entre gobierno oficial y mujer de negocios. Como cabeza de la Corporación China para Minerales y Gemas, propiedad del estado, comenzó a invertir el dinero de la compañía del Estado en incipientes. Para el momento en que su esposo fue nombrado Vice Primer Ministro, en 1998, estaba ocupada comenzando nuevas aventuras de negocio con amigos y parientes.
La compañía estatal que dirigía invirtió en un grupo de filiales de diamantes, de acuerdo con documentos públicos. Muchas de ellas eran dirigidas por parientes de la señora Zhang -o colegas que habían trabajado con ella en el Centro Nacional de Testeo de Gemas.
En 1993, por ejemplo, la compañía estatal dirigida por la señora Zhang ayudó a fundar Beijing Diamond, una gran joyería al por menor. Un año más tarde, uno de sus hermanos menores, Zhang Jianming y dos colegas de ella en el gobierno, personalmente adquirieron el 80% de la compañía, de acuerdo con registros de accionistas. Beijing Diamond invirtió en Shenzen Diamond, controlada por su cuñado Wen Jiahong, hermano menor del Primer Ministro.
Entre las empresas exitosas estaba Sino-Diamond, una compañía financiada por la Corporación China de Minerales y Gemas, propiedad del estado, que ella dirigía. La compañía tenía relaciones de negocios con otra compañía propiedad del Estado dirigida por un tercer hermano, Zhang Jiankun, que trabajó como oficial en Jiaxing, el pueblo natal de la señora Zhang, en la provincia de Zhejian.
En el verano de 1999, después de asegurar acuerdos para importar diamantes desde Rusia y Sudáfrica, Sino-Diamond salió al público, recaudando 50 millones de dólares en el mercado de valores de Shanghái. La oferta aportó a la familia de la señora Zhang cerca de 8 millones de dólares, de acuerdo con datos corporativos.
Aunque ella nunca figuró como accionista, anteriores colegas y socios de negocios dicen que las primeras sociedades diamanteras de la señora Zhang fueron el núcleo de un portafolio más grande de compañías en las que después ayudaría a su familia a conseguir una participación.
El Times no encontró indicación de que Wen Jiabao usara su palanca política para influir en las compañías de diamantes en las que sus parientes invirtieron, pero anteriores socios de negocios dijeron que el éxito de la familia con los diamantes, y con otras cosas, fue a menudo fortalecido por apoyo financiero de negociantes ricos que buscaban conseguir la simpatía de la familia del Primer Ministro.
“Después de que Wen llegó a ser Primer Ministro, su esposa vendió algunas de sus inversiones en diamantes y se movió hacia otras cosas”, dijo un ejecutivo chino que hizo negocios con la familia, que pidió no ser nombrado por miedo a una retaliación del gobierno. Los documentos corporativos muestran que desde finales de los noventa una serie de negociantes ricos comenzó a turnarse en la compra de grandes cantidades de acciones en las compañías diamanteras, a menudo de parientes del señor Wen, ayudándolos a continuación a reinvertir en otros negocios lucrativos como finca raíz y finanzas.
De acuerdo con documentos corporativos y entrevistas, los hombres de negocios frecuentemente proveyeron contadores y espacio de oficina para sociedades de inversión parcialmente controladas por los parientes.
“Cuando ellos formaban compañías”, dijo un hombre de negocios que creó una con miembros de la familia Wen, “la señora Zhang estaba tras bambalinas. Así es como funcionaba”.
Fuente: The New York Times
Traducción al español: Fernando Libreros
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Los magnates*David Barboza: corresponsal del New York Times en Shanghái, ganador del Premio Pulitzer 2013 a mejor reportaje internacional