Una infancia olvidada
Cuando Coco Chanel era interrogada por periodistas y curiosos acerca de sus orígenes, a menudo inventaba historias. Historias muy alejadas de una verdadera infancia que siempre quiso olvidar y que siempre le dolió recordar.
Gabrielle Bonheur Chanel nació en la localidad francesa de Saumur el 19 de agosto de 1883. Su padre, Albert Chanel, era un vendedor ambulante que mantenía una relación con su madre, Jeanne Devolle, con la que no estaba casada. Gabrielle, la segunda hija de la pareja, nació en un hospicio mientras su padre se ausentaba por enésima vez del lado de Jeanne. La relación de aquella campesina deslumbrada por Albert consistiría en relaciones esporádicas, largas ausencias de él, y constantes alumbramientos de ella mientras soportaba, además, las constantes infidelidades del que se convertiría en su marido un año después de nacer la pequeña Gabrielle. El matrimonio Chanel acabarían teniendo cinco hijos, Julie, Gabrielle, Alphonse, Antoinette y Lucien.
Además de coser con su tía y divertirse cantando en los bares de moda, Gabrielle conoció entonces al que sería el primer amor de su vida. Era Étienne Balsan, un militar de 24 años de origen burgués. A pesar de que Étienne ya tenía una amante oficial, Coco no dudó en iniciar una relación con alguien que le podría introducir en la alta sociedad aunque fuera a costa de ser una de sus mantenidas. Gabriell consiguió su objetivo y Étienne financió su primer proyecto empresarial, una tienda de sombreros en París.
El tercer escalón: el éxito de sus sombreros
Sombrero diseñado por
Chanel. 1912
Cuando en 1910 Coco empezó a vender sombreros en el apartamento cedido por su antiguo amante el éxito no se hizo esperar. El secreto de aquellos sombreros era una base de paja que Coco decoraba con gran estilo. Fue tal el éxito que aquel apartamento pronto se quedó pequeño y con la ayuda económica de Boy abrió su primera tienda en el número 31 de la rue Cambon. Se abría “Modas Chanel” su primera y más emblemática tienda.
En poco tiempo Coco obtuvo beneficios que le permitieron devolver el dinero invertido a su amante y empezar a vivir una vida totalmente independiente.
Tras la tienda de París, Coco abrió en 1913 una segunda en la ciudad francesa de Deauville, frecuentada por la alta sociedad y empezó a diseñar ropa además de sombreros. Coco Chanel inventó el estilo sport alejado de los encorsetamientos de la época.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, Coco mantuvo abiertos sus locales, una decisión que tomaron pocos empresarios, por lo que, paradójicamente, la guerra le benefició al absorber la mayor parte de las ventas.
El cuarto escalón: la alta costura
Primera tienda de Chanel.
En el 31 de la Rue Cambon, París
La vida de éxito profesional no fue acompañada de una vida personal feliz. Su relación con Arthur Capel terminó cuando este decidió casarse con otra mujer. A pesar de su ruptura siguieron manteniendo una relación amorosa que terminó definitivamente con la trágica muerte de Arthur en un accidente de coche. La desaparición poco después de su hermana Antoinette la sumiría en una profunda tristeza.
El conocer a Misia Sert, la esposa de un pintor catalán de renombre, Josep Maria Sert, daría un respiro a la vida de Coco. No sólo se convertirían en amigas inseparables sino que Misia la introdujo en los círculos artísticos más de moda en la época. Gracias a Misia, Coco pudo conocer a grandes nombres de la cultura. De algunos de ellos sería su amante.
El primero de ellos fue Sergei Diaguilev, un empresario al que ayudó a financiar el ballet La consagración de la primavera y a raíz del cual conoció a Igor Stravinsky, comopitor de la música del ballet. A pesar de estar casado, Igor y Coco iniciaron un idilio que no duraría demasiado.
Otro hombre de origen ruso entró en el corazón de Coco en el año 1922, el duque Dimitri Pavlovitch, primo del zar Nicolás II, una relación que duraría apenas un año.
El quinto escalón: la esencia de Coco y la aparición del duque
Coco Chanel y
el duque de Westminster
Aquel mismo año Coco conocería al que se convertiría en su nuevo amante, el duque de Westminster. Durante 10 años mantuvieron una idílica relación llena de lujos y vida disipada. Pero el deseo del duque de tener un heredero varón, algo que no le habían dado sus esposas, Coco tampoco lo pudo hacer realidad. Tenía entonces 42 años y remotas posibilidades de ser madre.
El fin de aquel romance volvió a sumir a la diseñadora en la tristeza y la soledad que palió, una vez más, con largas jornadas de trabajo.
El sexto escalón: rumbo a Hollywood
En 1931 Coco se embarcó en la aventura americana de la mano del dueño de la productora cinematográfica Metro Goldwyn Mayer. Su primera colaboración en una película de Hollywood sería en Esta noche o nunca, en la que vistió a Gloria Swanson. A pesar de que vistió a muchas otras grandes actrices, su estilo sobrio no llegó a encajar con la imagen espectacular que se esperaba de las estrellas de Hollywood.
De vuelta a París, Coco conoció a Pablo Iribarnegaray, conocido como Paul Iribe, un artista vasco casado con el que mantendría una relación. De nuevo su idilio terminaría de manera dramática y prematura. Un infarto en medio de un partido de tenis terminaría con la nueva ilusión de Coco.
El séptimo escalón: la consagración de la reina de la moda
Coco Chanel pasó unos años viajando y dejando de lado su faceta creativa. En 1954, cuando decidió volver a París y a su tienda de la rue Cambon, tuvo que sufrir un descalabro con su nueva colección. Pero Coco no se dejó vencer por las frías y duras críticas y siguió trabajando para ganarse de nuevo el respeto del mundo de la moda. Volvió a hacerse con una clientela de lujo como reinas, aristócratas y actrices.
Una vida, mil diseños
La vida de Coco Chanel fue la vida de una mujer tenaz, provocadora, transgresora pero por encima de todo la de una mujer trabajadora. Sus creaciones estuvieron inspiradas por su propia experiencia, desde las sobrias indumentarias que observó en el orfanato de su infancia hasta el lujo de sus amantes ingleses y rusos.
Desde la escalera de espejos de su apartamento, Coco observaba las colecciones que la catapultaron a la gloria en el mundo de la moda. Había subido todos los peldaños del éxito y, desde arriba, aquella figura espigada con su impertérrito cigarrillo en la boca y las manos llenas de alfileres y agujas, observaba sus creaciones.
Coco Chanel trabajó incansable hasta el último día de su vida, el 10 de enero de 1971. Tenía 87 años.
Después de un multitudinario funeral en la Madeleine de Paris, la reina de la moda fue enterrada en Lausana, como ella había pedido.
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