Quizás a una persona, Doña Rita, tan activa en un partido, primero de derechas, y ahora del
centrodetodalavida,pero siempre tantantan cristiano, habría que recordarle aquellas palabras de Santa Teresa cuando decía que a Dios se le podía servir incluso desde la cocina más humilde de un convento. Porque seguro además, que como una concejal simple y llana se hubiera enterado de los problemas que pasan sus conciudadanos, y que al estar ante un continuo centelleo de focos, quedaban borrosos, durante veinticuatro años, a sus ojos.Y es que, Doña Rita, una cosa es abrir los ojos para las portadas de los medios, cualquiera que sean, y otra vivir la vida junto al pueblo, y ver sus problemas día a día. Y tras veinticuatro años, de jefa entre las jefas, su síndrome de Estocolmo, por decirlo de alguna manera, con el poder tiene que ser más que evidente.La lista más votada, es decir, Doña Rita, ha dicho que se dedicará a ser presidenta del grupo popular de Las Cortes Valencianas, pero ella en realidad ya sabe que eso, en su caso, es una especie de cementerio para elefantes, una especie de Taj Mahal, edificio funerario al fin y al cabo, tras veinticuatro años en el Olimpo del Poder.
Por cierto, aunque muchas veces las declaraciones de los políticos hay que ponerlos en cuarentena, este vecino le cree a pies juntillas cuando acaba de decir que su etapa como alcaldesa, ha sido "la más fructífera de su vida". Y es que muchas personas seguro que no tienen ninguna duda de ello, y quizás entre otras cosas es lo que le ha costado el cargo.
Lo dicho, muchas veces al abrir los ojos frente a los focos, la realidad queda distorsionada, y más, si no se quiere ver.
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