La vida de la actriz dominicana María Montez tiene todos los elementos de la leyenda: nacida en una pequeña ciudad del país caribeño, consiguió un lugar en la época dorada del Hollywood de los años cuarenta, abriendo camino a otras actrices latinas. Tras rodar 26 películas en 11 años, su temprana muerte truncó su carrera en 1951.
María, no logró brillar entre las estrellas más resplandecientes de Hollywood, ya que su luz apenas sobrevivió debido a los escasos recursos dramáticos que demostró en cada una de sus intervenciones. Años después de su muerte, sus películas son objeto de culto de fans a medio camino entre la nostalgia y la ironía kitsch.
En una época en la que "las estrellas eran propiedad de los estudios de cine", relató Sonia Frizt, “Montez demandó a Universal, que había quitado su nombre del cartel de una película, en contra de lo que se había firmado en el contrato, y ganó la demanda, obteniendo una compensación de 250.000 dólares. Según Marcela Fuentes, "tuvo una valentía que abrió puertas a muchas de las latinas que están en Hollywood".
Comenzaba a salir de ese encasillamiento como belleza exótica cuando falleció en septiembre de 1951 ahogada en la bañera en su casa de París. La causa de la muerte nunca se confirmó, ya que no se le realizó autopsia, explica Vicens. "Tenía antecedentes de enfermedades cardiacas en su familia y se daba baños con agua muy caliente para adelgazar", afirmó Fritz, por lo que pudo sufrir un ataque cardiaco o un desmayo mientras estaba sola en su bañera y se ahogó. La vida de Montez fue como una película de las que imaginaba de niña, cuando jugaba a actuar ante una sábana, en su pequeña ciudad natal.