Sevilla, 1748. Caridad es una esclava negra que llega al puerto de Cádiz tras un viaje desde Cuba en el que acompañaba a su amo. Pero en la travesía este muere y antes de hacerlo le entrega un documento en el que le otorga la libertad. En Cuba se dedicaba a trabajar con el tabaco, con una dura vida de esclava, obligada a acostarse con su amo, que entregaba a sus hijos tras el nacimiento. Ahora está sola en España, sin saber muy bien a dónde ir ni qué hacer con su vida. Una mujer triste, callada y taciturna, tan acostumbrada a recibir órdenes que no se ve capaz de hacer casi nada por iniciativa propia. Animada por un sacerdote que la acompañaba en el viaje acaba en Sevilla, buscando el Convento de los negros, un lugar en el que cree que podrán ayudarla. Pero a su llegada a Sevilla es prácticamente secuestrada por un hombre que la obliga a prostituirse, llevando una vida muy cercana a la que dejó en Cuba. Todo cambia cuando conoce a Melchor Vega, un patriarca gitano, seco, serio y cabeza de la familia Vega. Para él se dedicará a trabajar con el tabaco con el que contrabandea y a cantar, algo que a Melchor lo traslada a un mundo lleno de paz y de sentimientos. Pero además conocerá a Milagros Carmona, una joven gitana que será una de las que conseguirán que la vida de Caridad dé un giro y cambie, pasando a considerarse cada día más una persona. Vivirá en el barrio de Triana, donde están confinados todos los gitanos de Sevilla, dedicándose de forma legal al trabajo de la forja y de forma ilegal sobre todo al contrabando de tabaco, un género que está controlado por completo por el Estado. Milagros Carmona es la nieta de Melchor, una joven vital, alegre, gran bailarina y cantante que además de dedicarse a ir a Sevilla en las fiestas a leerle la buenaventura a la gente también actúa con su familia en fiestas de nobles de la ciudad. Está enamorada de Pedro García, un amor imposible, ya que los Vega y los García son dos familias que están enfrentadas dentro del mundo de los gitanos. Melchor Vega pasó una buena temporada en las galeras condenado por culpa de los García, algo que jamás podrá perdonar. Así que vive dentro de un amor imposible muy cercano unos Romeo y Julieta gitanos. Alrededor de ellos otros personajes de mayor o menor importancia, desde Ana Vega, una gitana con gran carácter, orgullosa de su raza y madre de Milagros, hasta fray Joaquín, un fraile sevillano enamorado perdidamente de Milagros. Todos ellos conformarán una historia llena de violencia, desgracias y dramas que van a más a medida que avanzan las páginas. Todo comienza con la orden del Rey de España de encarcelar a los gitanos, separando a familias y llevando a los hombres a un sitio y a las mujeres y los niño pequeños a otro. Eso hará que Caridad se vea, de repente, sola, perdida y con pocas expectativas, sin saber qué hacer. Pero todo irá caminando poco a poco, pérdidas, reencuentros y todo tipo de situaciones, unas más inesperadas que otras.
Estamos ante una novela, como en el caso de la dos anteriores, que no es, para mí, exactamente una novela histórica, aparece dentro del género de ficción histórica. Transcurre a mediados del siglo XVIII y circula alrededor de muchos datos reales, pero los personajes y el desarrollo de la historia es ficción, no hay un solo personaje con cierto peso dentro de la historia que responda a la realidad. Por supuesto que eso no es ningún defecto y es de destacar el trabajo de investigación del autor sobre varios aspectos de la historia. Por un lado el tema de los gitanos, que son los auténticos protagonistas de la historia. Encontraremos datos sobre su forma de vida y sus costumbres, aunque creo que en algunos momentos pudo caer en ciertos tópicos o lugares comunes y tampoco es que se aborde demasiado en profundidad la vida de este pueblo. Si es interesante toda la persecución por parte de las autoridades que sufrieron en aquella época, los encarcelamientos, las prohibiciones de realizar muchos tipos de actividades e incluso de viajar, los castigos y la violencia que se ejerció sobre ellos. En la novela mucho más reflejado en el mundo de las mujeres que en el de los hombres, que son las auténticas protagonistas de la mayor parte de los hechos que se nos van a contar. Interesante también todo lo que nos aporta el autor sobre el mundo del tabaco, ya un monopolio estatal en aquella época. El cariño con el que Caridad lo trata, lo toca, lo huele y lo trabaja. El contrabando, llevado por los gitanos en su mayoría, pero teniendo detrás a la iglesia, que es la que ponía el dinero y lo consumía en su mayor parte, sin tener que pasar por los estancos estatales. También aporta datos, en menor medida, sobre los teatros del XVIII, su funcionamiento y cómo eran las funciones, qué gustaba y qué no, quién los llevaba y cómo era la vida de algunos de los actores. La vida en Madrid en 1750 también será otro aspecto sobre el que tendremos bastantes e interesantes datos. En este sentido toda esta información me resultó atractiva, me aportó cosas que desconocía y está bastante bien introducida dentro de la historia.
En cuanto a la historia en sí no terminó de gustarme del todo, es más, me pareció excesivamente simple. En las dos novelas anteriores algunos comentarios decían que una de las cosas que menos habían gustado era que la desgracias que les sucedían a los protagonistas eran continuas, quizá demasiadas para ser creíbles, demasiado concentradas en unas pocas personas. Pues en esta creo que pasa lo mismo pero llevado a un punto un poco más alto. En algunos momentos parecía estar cayendo en el folletín puro y duro, en las desgracias y la violencia un poco sin sentido, en llevar las cosas a unos extremos demasiado extremos, llegando a resultar excesivo, por lo menos desde mi punto de vista. Hay ciertos momentos, sobre todo a mediados de la historia, que parecen algo exagerados e incluso innecesarios para el devenir de la historia. Pocas son las alegrías que tiene los personajes, sumidos en una vida llena de decepciones y tristezas, muchas de ellas además esperadas ya por el lector, quizá deja demasiadas puertas cerradas a alguna sorpresa y como lectores nos vamos esperando un poco todo lo que va pasando.
Además teniendo en cuenta el título la protagonista central parece ser Milagros Carmona, pero para mí no fue el personaje que más me gustó. Añadiría antes también que algunos no están tan desarrollados como otros, a pesar de ser importantes, otro aspecto que no me convenció demasiado y en el que me pareció que la historia flojeaba un poco. A veces no están tan claras las motivaciones de algunos y algunas de ellos para hacer lo que hacen, lo que puede desconcertar un poco al lector, o parecerle que los actos que realizan pueden ser algo exagerados o desmedidos para lo que sabemos de ellos. De todos modos me gustaron mucho dos de los personajes centrales y la parte de la historia que se centra en ellos dos fue la que, con diferencia, más me gustó de toda la novela. Creo que Melchor y Caridad se comen a todos los demás, cada uno con sus características y su forma de actuar hicieron que tuviera ganas de seguir leyendo, cosa que no sé si pasaría si faltaran o su participación en la historia fuera menor.
“La reina descalza” es una lectura más o menos entretenida. No llega a hacerse pesada a lo largo de sus algo más de setecientas páginas aunque creo que tiene momentos mucho mejores que otros y en algunos el autor se extiende demasiado. No llegó, en general, a atraparme como las dos anteriores aunque sí lo hizo algo más que otras del mismo género. Caridad y Melchor, como dije, me parecen lo mejor de la historia, la parte que más me gustó y me atrajo, llena de matices y de buenos momentos. La otra parte, la historia de Milagros y alguno de los otros personajes no lo hizo tanto, no me resultó tan atrayente o interesante, quizá algo más tópica y esperada. La novela se lee con agrado, pero creo que está algo por debajo de sus dos historias anteriores. Recomendable para pasar un rato entretenido y, eso sí, enterarse de más de una cosa interesante de la vida del siglo XVIII.