Como toda noche cuando llego a tiempo, Gerard me pide que le cuente uno de aquellos, esos “de las buenas noches“. Al hacerlo ayer, entre dormido y con ceño fruncido me dijo “hasta aquí“. Y el improvisado cuento quedó así.
La Rana Reina
-¿No era La Reina Rana?
-Puede. Es lo mismo.
-No. No lo es.
-Vale, ¿empiezo por “Había una vez” o voy directo al grano?
-Improvisa lo justo Páa
-Ok
La Reina Rana
En eso paso otra rana cerca de la costa.
“Oye rana, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Te nombraría …”-titubueó la Rana “Rana Princesa ya que soy una Reina Rana” (-Páa, ¡que te sigues haciendo lío! Decídete -Shh, ¡duerme!)
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo la ahora Princesa “pero necesitaremos nuestros tronos”-acotó
Mientras asentía, la ahora Rana Reina vió un Sapo que brincaba cerca y lo llamó.
“Hey sapo, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Conde”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!“-dijo el ahora Conde “pero necesitaría quien me acompañara en mis tareas”-acotó
Una vez mas, mientras la Reina asentía alcanzó a ver otra Rana que saltaba por allí.
“Hola Ranita, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“…y encontrar a quien me acompañe en mis tareas, no lo olvidéis Majestad”-sumó el Conde
“…y encontrar a quien le acompañe en sus tareas al Conde”-repitió aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Condesa”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo la Condesa “pero necesitaría vestirme para tal fin”-acotó
Y otra vez, mientras la Reina asentía, alcanzó a ver otro Sapo a pocos mosquitos de ahí.
“Hola Sapito, ¿me ayudas a construir una balsa de ramas?”-se le oyó decir
“…y un par de tronos, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Princesa
“…y un par de tronos.”-repitió aquella
“…y encontrar a quien me acompañe en mis tareas, no lo olvidéis Majestad”-sumó el Conde
“…y encontrar a quien le acompañe en sus tareas al Conde”-repitió aquella
“…y confeccionarme un vestido apropiado, no lo olvidéis Majestad”-sumó la Condesa
“…¡y a mí!”-sumó la Princesa
“…siendo así ¡y a mí también!”-sumó el Conde
“…y vestir a la Corte”-terció aquella
“Claro, pero tendría que dejar mis tareas y no puedo”-se oyó responder
“Pues, te nombraría Sastre Real”-apostilló la Reina
“Oh, siendo así ¡acepto!”-dijo el Sastre pidiendo alguna cosa mas.
Pasaron los años. El Castillo creció, el Reino se amplió.
Mientras miles de ranas iban preocupadas y eficientes de un lado al otro, la Reina Rana miró por la ventana que daba al estanque, esa orilla que aún quería alcanzar.
“Páa, déjalo aquí” se oyó decir.
Y como no discuto con aquellos que están dormidos o con el ceño fruncido, el improvisado cuento quedó así.
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