En algún bar de insurgentes, cerca de alguna oficina vacía un viernes por la noche.
— Hola, soy Diana y soy Godínez
— El grupo: ¡Hola Diana!
La vox populi ha designado como tribu urbana a los oficinistas denominándola GODÍNEZ
Descubramos el origen del término “Godínez”
El apodo tiene su origen en un personaje del Chavo del 8 que responde a ese apellido. Un niño con camisa amarilla, overol y gorra verde con la visera hacia arriba, interpretado por el hermano de Roberto Gómez Bolaños, Horacio. Este personaje mostraba total desinterés en las clases, hacía todo lo posible por evitar ser interrogado por el profesor Jirafales y las pocas veces que sucedía decía un comentario que lo sacaba del apuro.
La relación con los oficinistas surge en la década de los 90’s, cuando la generación que creció viendo al Chavo del 8 ya estaba en las oficinas. Algunos de ellos notaron la similitud entre sus compañeros de oficina y ese memorable personaje, ellos evitaban a toda costa ser interrogados por sus jefes, decían el comentario jocoso en el momento más inoportuno, pero principalmente eran expertos en evitar la responsabilidad.
Hoy en día se identifica como “Godínez” a cualquier oficinista que cuenta con un horario fijo, viste con ropa formal, usa gafete, tiene ingresos quincenales fijos y cuenta con hábitos de consumo definidos. Esta etiqueta generalizada hacia los oficinistas ha desvirtuado profesiones tan ricas y antiguas como la H. licenciatura en administración de empresas, lic. en Contaduría y en general licenciaturas cuyo campo laboral está marcado por la gestión desde un escritorio.
En una explicación social Sigmund Freud explicó que el hombre se siente bien en grupo porque se olvida de cargar con el “Yo”. Esa reflexión la plasmó en varios de sus trabajos sobre el psicoanálisis, y si tenía razón, la condición grupal es una necesidad que viene desde la época primitiva. Los “Godínez” son considerados una tribu por el sentido de pertenencia que da a sus miembros.
Desde un punto de vista mercadológico, este segmento de mercado nos permite inferir ciertas conductas notorias por su marcado estilo de vida; cuentan con horarios muy definidos por lo que sus consumos son durante sus períodos de descanso, cuentan con ingresos estables pertenecientes a clase media, su forma de vestir es definida por proyectar formalidad, es sencillo localizar este mercado en todas las zonas productivas de nuestro país y consumen de forma planificada.
Los “Godínez” no suelen ser exclusivos de licenciaturas como Administración o Relaciones Públicas, otras profesiones adolecen estas etiquetas en su ejercicio profesional. El trabajo de escritorio; en ocasiones rutinario, acaso merma las capacidades de las personas para ejercer su profesión. Por qué desvirtuar el trabajo que hace un ingeniero que no usa casco y botas, ¿Acaso un Arquitecto es menos eficiente solo por usar zapatos y camisa?, ¿O será que un médico que administre un hospital debe portar forzosamente su bata para inspirar respeto?.
Nosotros los licenciados en Administración (y afines) debemos sentir orgullo por nuestra profesión, no somos una tribu de asalariados que no agrada a otras tribus urbanas, somos profesionistas que eficientan procedimientos y logramos el éxito colaborando en equipo.
Si el laborar en equipo no representa el mayor logro para el progreso de la humanidad no puedo imaginar que precede cientos de años de evolución humana.
Licenciada en Administración
Diana Vallejo