Por: Javi Diaz
Pocas cosas son más inspiradoras que el paisaje para cualquier disciplina artística, para la pintura, la escultura, la fotografía, la literatura… ¿cómo iba a no serlo para la decoración y por supuesto para la arquitectura? El paisaje puede, y muchas veces debe, ser una fuente de inspiración para cualquiera de nuestros proyectos de decoración, desde el más simple al más complejo.
Todo eso descrito es lo que nos debería pasar siempre en un espacio bien decorado, bien construido, que ese espacio nos transmita sensaciones, que nos sentemos en el centro de nuestro salón y lo que nos rodea transmita lo que queremos sentir cuando entramos a nuestro salón. Y es que un dormitorio, un salón, nuestro jardín…. No dejan de ser paisajes y la suma de sus formas, sus colores… tienen que transmitirnos cosas. Entonces, cómo podemos asociar el paisaje al mundo de la decoración. La respuesta es, de múltiples maneras. Podemos tratar reproducir un paisaje en un proyecto decorativo, tratar de representar sus formas, incluir sus colores…para que esos factores nos transmitan rasgos de sus orígenes, es lo que en ocasiones denominamos decoración étnica. Podemos mirar de integrar nuestro proyecto o incluso una construcción entera en el paisaje para que este se funda con lo que lo rodea, ese es el caso del paisajismo. Podemos… podemos hacer tantas cosas que la lista sería inacabable. No debemos preocuparnos por plasmar todos y cada uno de los detalles de ese paisaje que está en nuestra mente a la hora de decorar, muchas veces un simple elemento puede evocarnos a paisajes sin necesidad de excedernos en los detalles. El éxito de nuestro proyecto radicará no en el tamaño del mismo sino en la capacidad de extrapolar los paisajes a nuestros espacios diarios, ya sean grandes o pequeños.
Así que ya sabéis, cuando estéis mirando esa foto de la puesta de sol de las vacaciones, pensad en que si os hizo sentir tan bien, ¿por qué no trasladar esa sensación al dormitorio y vivirla cada día?
Fuente: Plan Reforma