Hace meses que tenía escrita esta reseña pero obviamente se me había quedado en la recamara así que aquí va.
Daniel ha sido una constante en la serie MacKenzie desde el primer libro. El sobrino amado y travieso, el hijo rebelde y esquivo...Siempre ha sido, para mí, un personaje sumamente interesante y atrayente con un gran potencial sobre todo debido a la relación con su padre Cameron.
En Los pecados de lord Cameron fue donde conocimos más de cerca a Daniel. En esa novela descubríamos, un poco, lo que había ocurrido entre los padres del joven aunque. La relación entre Cameron y Daniel era tensa y escurridiza pero descubrimos en el un joven con gran corazón y con un profundo amor hacia su padre.Ahora Daniel es todo un hombre, un hombre atractivo, rico y mujeriego. La novela nos inicia en una partida de cartas en la que Daniel se alza vencedor para trasladarnos a una sesión de espiritismo privada en la que conoceremos a nuestra protagonista: Violet Bastien.
Violet, junto a su madre, ofrecen sesiones como medium para la alta sociedad, Daniel intuye desde el primer momento que todo el espectaculo es falso pero la mujer lo atrae demasiado para dejarla escapar.A partir de ese momento la historia se desarrollará de forma vertiginosa. La relación entre Daniel y Violet, aunque cargada de deseo, no será fácil. En el primer momento descubriremos a una Violet de armas tomar, independiente y segura de lo que hace y por qué lo hace. Sin embargo la llegada de Daniel y sobre todo como se siente ella con él lo cambiará todo. Nos hará descubrir a una mujer con terribles inseguridades y sobre todo con un pasado que la ha dejado marcada para siempre.
Cabe destacar también la pasión que Daniel y Violet sienten hacia los inventos. Viajes en globos, artefactos para crear sonidos del "más allá", motores de coches...
Pero si había algo importante precisamente en la historia de Daniel era esa relación tan complicada con su padre. Las tensiones siguen en cierta medida pero se demuestra de forma palpable el amor y la confianza que se tienen ambos. Simplemente son hombres que no saben demostrar sus sentimientos.
La rendición de Daniel MacKenzie sigue la estela de las anteriores novelas de la saga pero con algo más de garra tras algunas entregas más sencillas. Pasión, humor, engaños, lazos familiares, mucha ternura y una historia de amor maravillosa son los pilares de esta sexta novela.