El ala izquierda de los Bruins, Brad Marchand (63), mira durante el segundo período del Juego 4. (Foto: Bob DeChiara, USA TODAY Sports)
El delantero de Boston Bruins, Brad Marchand, posee un anillo de campeón de la Copa Stanley y tres consecutivos con al menos 34 goles. Hace veinte meses, la gran historia de la Copa del Mundo fue Marchand jugando como el extremo perfecto para Sidney Crosby.
Hoy en día, se ve como un tonto al que le gusta patear, y no de la manera en que los matones de Broad Street solían hacerlo.
Cuando Marchand llegó cara a cara con el alero de Tampa Bay Lightning Ryan Callahan el viernes en el Juego 4 de la semifinal de la Conferencia Este, Marchand se inclinó y lo lamió en la cara .
Lo que hace que esta historia sea aún más extraña es que Marchand es un licker de repetición . Él lamió al delantero de Toronto Maple Leafs Leo Komarov en la primera ronda de los playoffs.
¿Es esto lo que Marchand quiere para su legado de la NHL? Nada dura para siempre, excepto videos de YouTube.
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La primera vez que podemos pasar la lamida como una mala broma que salió mal. La segunda vez requiere una acción inmediata.
Ningún estatuto en las reglas de NHL aborda específicamente una pena, o castigo, por lamer a un oponente, porque quién diablos alguna vez creería que necesitarías uno.
Pero uno pensaría que la NHL tendría alguna forma de amonestar formalmente a Marchand por burlarse del deporte. En uno de los juegos más importantes de su equipo, Marchand se comportó infantilmente al menos.
¿Es esto menos juvenil que un escupitajo de nueve años en su mano antes de pasar por la línea de apretón de manos en un juego de hockey Pee Wee?
El vergonzoso acto de lamer Marchand tiene que ser tan insalubre como escupir en la cara de alguien. En la mayoría de los lugares de trabajo, un empleado sería despedido, o enfrentaría graves repercusiones como mínimo, si lamía a un compañero de trabajo.
Este espectáculo secundario Marchand es una vergüenza para todos. Marchand puede creer que está ayudando a los Bruins tratando de cavar bajo la piel de sus oponentes. Pero no creo que sus compañeros de equipo de Boston aprueben la estrategia que ha empleado para tratar de lograr esto.
Si la NHL no puede encontrar el estatuto correcto para poner fin a este comportamiento ridículo e inmaduro, entonces depende de la dirección, entrenadores y compañeros de equipo de los Bruins enfrentarse a Marchand.
Me sorprendería si todavía no hubiera sucedido. Sus compañeros de equipo no quieren responder preguntas sobre cuán extraña es esta situación.
Los Bruins estarían interviniendo con Marchand por su propio bien. Es un talento de élite, un anotador de goles probado, un competidor activo, un jugador valioso para su equipo. A veces cruza la línea en su juego físico, pero eso es una columna para otro día.
Hoy, los Bruins solo necesitan pedirle que juegue un Juego 5 maduro y que mantenga su lengua fuera de la piel de su oponente. Esa es una frase que nunca pensé que escribiría en una historia de hockey.
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