El flanco oeste del norte del Tajo se cerraba. con las tierras de Escalona, Maqueda y Santa Olalla. En 1130 el rey castellano concedia fuero a Escalona, ya por entonces plaza fuerte y lugar poblado; los alcaides del castillo, Diego y Domingo-Alvarez, efectuaban la concesión en nombre del monarcas.
El objetivo del aforamiento de Escalona, como el de otros núcleos-fortaleza cercanos, era-asegurar la protección de Toledo frenta a las algaradas musulmanas, que todavia llegaban al norte del Tajo con bastante intensidad; prueba de ello es que un año después de la concesión del fuero a la villa del Alberche, sus alcaides, los hermanos Diego y Domingo, resultaron muertos como consecuencia de un ataque almorávide. Maqueda y Santa Olalla eran fortalezas de menor entidad que Escalona; su destino fue desigual: frente a la angostura del territorio dependiente del castillo de Maquedar, cerrado-por los-ténninos de Escalona, Montalbán y Santa Olalla, la pujanza de esta-última-villa--sehizo patentaen el siglo XII.
En 1124 se otorgó a su población un fuero derivado del toledano, y posteriormente recibida algunos privilegios que acrecentarían su prosperidad .
Al norte de la ciudad del Tajo seprodujo enel mismo siglo XII una notabieafiuencia de población, en relación con una progresiva puesta en funcionamiento. El valle del Guadarrama contó en el primer momento con enclaves fortificados importantes -Calatalifa, Balresr Olmos y Canales- que al alejarse la frontera irían sucumbiendo en favor de más adecuados emplazamientos sagreños.
Para la época de Alfons& VII, tenemosnoticias de aforamientos- y transacciones de los hoy despoblados lugares de Aguilafuente, Algariva,.Bovadilla, CaIvÍXL, Canet, Fuente del Madero, Higares,, La Alameda, Mazaravedulla, Pegina, Pomar, San Nicolás y Valaguera, y los aún existentes de Arcicóllar, Azaña (hoy Numancia de La Sagra» Cabañas, Camarena, Cedillo, Cobeja, Illescas, Magán, Mocejón, Olias, Rielves, Torrijos y Villaniiel.
Así pues,apenas sobrepasada la mitad del siglo XII ,el flanco oriental de la Tierra toledana, constituido porla Mesa de Ocaña, se hallaba en decidido proceso de ocupación cristiana.
El sur de Toledo, constituido por La Sisla y Los Montes, mantuvo una situación más precaria. El sector occidental, bañado por los arroyos Torcón, Cubillo, Alpuébrega y Guajaraz, permaneció yermo y expuesto a- los ataques musulmanes, de abi que los intentos repobladores, timidos, no tuvieran gran éxito en un primer momento; como testimonio de estos intentos, está atestiguada la existencia de los lugares de Aceituna, Alcubilete, Mover,Casar del Asno, Cuerva, Genesa, Jumela, Lacabín, Mancelaceuden, Peña Aguilera, Polán, Pulgar, Santa Maria, Silec y Valsavero; fortificados, repartidos o aforados por Alfonso VII,. la Iglesia toledana y algunos nobles, pero casi ninguno o ninguno de ellos realmente poblado.
La Sisla oriental, surcada por los ríos Guazalete, Algodor y Melgar, se encontraba igualmente expuesta a los ataques musulmanes y sin ocupación de la primera mitad-del siglo XII se limitó, casi únicamente, a la defensa militar de Toledo.
No obstante, en 1147 era ya posible arar en Nambroca, a poco más de una legua al sur de la ciudad. Más allá, Alfonso VII pudo emprender la repoblación de los lugares daCampo de Rey (1146), Mazarabuisach (1146),Bel (1150), Ciruelos (1150), Yegros (1150), Bogas (1154), Pastor (1154), Benquerencia (1155), Palomar (1155), y Villaseca (1157),y lalglesi&toledana.-aforó a un grupo de labradores en Almonacid en 115756; todo esto fue posible gracias a la protección que ofrecían la fortaleza de Almonacid, sobre el Guazalete, el castillo de Peña Negra, cerca del Algodor, y el más lejano de Consuegra,. ya en La Mancha
De la solidez y coordinación.de estas tres fortalezas, que formaban una linea de penetración en esa tierra de nadie que era La Mancha, dependia la posibilidad de poner en explotación las tierrassureñas de- Toledo más aún esta estructura defensiva garantizaba la seguridad de Toledo por el flanco más accesible, una tradicional vía de penetración de los ataques musulmanes que llegaba a la ciudad por terreno llano evitando el paso por los siempre inseguros puertos de los Montes de Toledo.
El Imperio almohade, que suplantó al almorávide en AI-Andalus a mediados del siglo XII, no llegó al valle del Tajo con la misma fuerza que su antecesor, aunque siguieron produciéndose ataques que castigaron con dureza las comarcas toledanas.
Con la conquista alfonsina de Cuenca, en 1177, se produjo un importante avance en el frente oriental de la vanguardia castellana, lográndose cerrar el alto Tajo a los musulmanes, pero el valle medio de este no permaneció aún expuesto a sus operaciones de castigo.
La pugna entre castellanos y almohades se libró fundamentalmente en las comarcas manchegas, inmediatamente al sur de la tierra toledana, de modo que la acción repobladora que hemos observado avanzó de modo muy limitado; la consolidación del movimiento repoblador en la Tierra de Toledo no fue posible hasta bien entrado el siglo XIII, una vez que el peligro musulmán, a partir de la batalla de Las Navas, dejó de ser una acuciante realidad y se convirtió en un recuerdo.
Mi pues, en la segunda mitad del siglo XII encontró continuidad la timidez repobladora de la primera mitad de aquella centuria. Prosiguen las donaciones reales a particulares e instituciones en tierrastoledanas,, que formaban parte de un amplio programa económico-militar, cuya finalidad era la repoblación y defensa de las tierras conquistadas.
Las donaciones de Alfonso VIII que conocemos tienen por objeto, en su inmensa mayoría, lugares de la margen derecha del Tajo o a orillas de este río: Mocejón era concedida al caballero Pedro Pérez da Angra en 1166; Illescas y Azaña a la Iglesia de Toledo en 1176; Borox al mayordomo real Rodrigo Gutiérrez en 117960.
Se percibe una novedad importante en cuanto a los beneficiarios de las donaciones: entre ellos aparecen las órdenes militares, en particular las recién creadas de Santiago y Calafrava así, el rey donaba el 23 dc marzo da 1171 el castillo de Mora a “losfratres de Cáceres”, germen de la Orden de Santiago61; y el 9 de febrero de 1176 la aldea de Mocejón a la Orden de Calatrava.
Si bien esta última donación podía responder al deseo del rey de dotar económicamente a sus nuevos colaboradores, la entrega del castillo de Mora a los caballeros de Santiago era un síntoma de los nuevos tiempos la vanguardia da la Cristiandad estaba en manos de las órdenes militares, que serían concesionarias de amplios territorios en La Mancha, estableciendo “tierras” que pondrían llmite a la toledana por sus flancos sur y este.JUAN RAMÓN PALENCIA HERREJÓN DIRECCIÓN: DRA.. MARIA ASENJO GONZÁLEZhttp://biblioteca.ucm.es/tesis/19972000/H/0/H0048501.pdf&version;
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