Calopteryx virgo es una especie ampliamente difundida por Europa y el norte de África, la forma que se encuentra aquí es la subs. meridionalis, que se caracteriza por tener la base de las alas más hialina y la parte ahumada hasta el ápice, al contrario que en la subs. nominal.
La hembra tiene el cuerpo de un verde menos intenso y las alas también ahumadas, aunque con mucha menor intensidad que en el macho; a diferencia de éste presenta pseudoteroestigmas, unas manchitas blancas en la parte superior de las alas, a cierta distancia del ápice.
Estos días de verano estos pequeños caballitos del diablo no se alejan de la proximidad de las pequeñas masas de agua donde se reproducen. En ellas es habitual ver a los machos posados sobre hojas y tallos en el pequeño territorio que han formado, atrapando pequeños insectos al vuelo y espantando a los otros machos que pasan por allí.
Si una hembra se posa cerca el macho vuela hasta ella, la coge por la cabeza con los apéndices que posee al final del abdomen y la obliga a curvar el suyo hasta completar la figura típica de la reproducción de los odonatos.
Durante esta rueda del amor, en la que pueden permanecer varios minutos, el macho fecunda a la hembra.
A continuación la hembra efectúa la puesta, bajo la mirada vigilante del macho; si hay plantas acuáticas en el arroyo se posará sobre ellas e introduciendo el abdomen en el agua depositando los huevos sobre dichas plantas.
Si no hay plantas acuáticas la hembra podrá ovopositar en una rama de algún arbusto a la orilla del arroyo.
Este caballito del diablo se encuentra sobre todo en zonas de agua remansada, y soporta cierto grado de contaminación ambiental, al menos por lo que yo he observado, aunque siempre que no sea excesiva. Su periodo de vuelo es largo, los primeros de este año los localicé a finales de mayo y vuelan hasta septiembre. Las fotos las he hecho en varios lugares del concejo.